Uno de los errores básicos de los argumentos de los críticos de las guerras euro-norteamericanas es que recurren a clichés, generalizaciones y argumentos carentes de fundamento real.
25.03.2011 - James Petras
Introducción
La línea más común de la guerra USA-Europea contra Libia es que "todo es por el petróleo" - la toma de los pozos petrolíferos.
Por otra parte los portavoces del gobierno euro-norteamericano han defendido la guerra afirmando que se trata de "salvar vidas de civiles que se enfrentan al genocidio", y un acto de "intervención humanitaria".
Siguiendo el ejemplo de sus poderes imperiales, la mayor parte de lo que pasa por ser izquierda en EEUU y Europa, que va desde socialdemócratas, marxistas, trotskistas y otros variados progresistas, dicen ver y apoyar un levantamiento revolucionario de masas y no la petición por parte de unos pocos de una intervención activa de los poderes imperiales, o lo que es lo mismo, la ONU, para supuestamente ayudar a que la "revolución social" derrote a la dictadura de Gaddafi.
Estas afirmaciones y las variantes de estos argumentos carecen totalmente de base y contradicen la verdadera naturaleza del poder imperial de Estados Unidos, Reino Unido y Francia, basado en el aumento del militarismo como se evidencia en todas las guerras en curso en la última década (Irak, Afganistán, Somalia, etc.). Lo que se está revelando en el contexto de la intervención militarista en Libia es que todos los países importantes que se negaron a participar en la guerra están motivados por un diferente tipo de expansión global: Fuerzas económicas y de mercado. China, India, Brasil, Rusia, Turquía, Alemania, los países capitalistas más dinámicos de Asia, Europa y Oriente Medio se opusieron todos a la autodenominada respuesta militar "aliada" porque no ven (con razones sólidas) ninguna amenaza a su seguridad, nni una puerta abierta para el acceso al petróleo, ni un clima favorable para la inversión, ni ningún signo de alguna salida democrática progresista entre las diferentes elites que compiten por el poder y el favor occidental entre los que medios de comunicación denominan "rebeldes".
(1) Los Seis mitos sobre Libia: Derechas e Izquierdas
El principio que las potencias imperiales y sus voceros en los medios de comunicación alegan es que están agrediendo militarmente a Libia por "razones humanitarias". Sus historias recientes pasadas y presentes demuestran lo contrario. Las intervenciones en Irak han tenido como resultado más de un millón de muertos, cuatro millones de civiles desplazados y la destrucción masiva de toda una civilización, incluyendo el agua, la electricidad, centros de investigación, museos ...
Resultados similares se han producido tras la invasión de Afganistán. Lo que se denominó intervención humanitaria dio como resultado una catástrofe humana. En el caso de Irak el camino a la barbarie imperial comenzó con 'sanciones', siguió con 'zonas de exclusión aérea', luego con la partición, después con la invasión y ocupación y el desencadenamiento de la guerra tribal sectaria entre los 'liberados' rebeldes escuadrones de la muerte paramilitares. Igual sucedió con el asalto imperial contra Yugoslavia, también justificado como "guerra humanitaria" contra un "régimen genocida", llevando a bombardeos masivos durante 40 días y a la destrucción de Belgrado y otras ciudades importantes, a la imposición de un régimen gangsteril terrorista (ELK) en la provincia separatista de Kosovo y a una enorme base militar de EEUU allí.
El bombardeo de Libia ha destruido grandes infraestructuras civiles, aeropuertos, carreteras, puertos, centros de comunicación, así como objetivos militares. Las sanciones y ataques militares han expulsado a decenas de corporaciones multinacionales y llevado al éxodo de cientos de miles los trabajadores inmigrantes y técnicos africanos, de Oriente Medio y del Norte de África, devastando la economía y causando un masivo desempleo de larga duración.
Por otra parte, siguiendo la lógica de las anteriores intervenciones militares imperiales, la llamada aparentemente "moderada" para patrullar los cielos en una "zona de exclusión aérea", conduce directamente a los bombardeos terrestres de objetivos civiles y militares, con miras a derrocar al gobierno. Los belicistas imperiales que están atacando Libia, al igual que sus predecesores, no se dedican a nada que se parezca remotamente a un gesto humanitario: están destruyendo las vidas de los civiles que dicen pretender salvar - como fue el caso en Vietnam con anterioridad.
(2) ¿Guerra por el petróleo o petróleo a la venta?
Uno de los clichés preferidos más repetidos por la izquierda o al menos por esos izquierdistas es que la invasión imperial trata de "hacerse con el control del petróleo de Libia y entregárselo a sus multinacionales."
Los hechos sobre el terreno nos cuentan una historia diferente: Las compañías petroleras multinacionales de Europa, Asia, EEUU y otros países ya han "tomado" millones de hectáreas de campos petrolíferos de Libia, algunos ya están produciendo y exportando petróleo y gas y han estado obteniendo grandes ganancias durante la mayor parte de casi una década. La "explotación por invitación" de las corporaciones multinacionales - de Gaddafi a las mayores empresas de petróleo - es un proceso continuo que va desde principios de la década de 1990 hasta la fecha. La lista de grandes compañías petroleras extranjeras que operan en Libia excede a la de la mayoría de los países productores de petróleo del mundo entero. Incluyen: La British Petroleum, con una licencia de siete años sobre dos concesiones con mil millones de dólares en inversiones previstas. Cada concesión implica la explotación por parte de la BP de zonas enormes de Libia, una de ellas del tamaño de Kuwait, la otra del tamaño de Bélgica (Libyonline.com). Cinco empresas japonesas, entre las que están Mitsubishi y Nippon Petroleum, la italiana Eni Gas, British Gas y Exxon Mobil consiguieron contratos de exploración y explotación en octubre de 2010. En enero de 2010, las concesiones de petróleo de Libia beneficiaron principalmente a compañías petroleras de EEUU, especialmente a Occidental Petroleum... Entre las multinacionales extranjeras que obtuvieron contratos también están la Royal Dutch Shell, Total (Francia), Oil India, CNBC (China), Pertamina de Indonesia y la noruega Norsk Hydro (BBC News, 10/3/2005).
A pesar de las sanciones impuestas por Reagan en 1986, Halliburton ha trabajado en proyectos de gas y petróleo por mil millones de dólares desde la década de 1980. Durante el mandato del ex secretario de Defensa Cheney, como director ejecutivo de Halliburton, dirigió la lucha contra las sanciones, argumentando que "como nación (es de) enorme valor el tener a empresas estadounidenses haciendo negocios en todo el mundo" (Halliburtonwatch.com). Las sanciones contra Libia fueron levantadas por Bush en 2004. Durante la década actual Gaddafi invitó a más empresas extranjeras a invertir en Libia que ningún otro régimen del mundo. Es evidente que, con todos los países imperiales de Europa y EEUU ya en la extracción de petróleo de Libia a escala masiva, el argumento de que "la guerra es por el petróleo" no se sostiene.
(3) Gaddafi es un terrorista
En el período previo al asalto militar de EEUU, el Tesoro dirigido por el súper-agente israelí Stuart Levey, autorizó una política de sanciones congelando treinta mil millones de dólares en activos libios alegando que Gaddafi era un tirano asesino (The Washington Post, 24/3/11). Sin embargo, precisamente siete años antes, Cheney, Bush y Condoleezza Rice sacaron a Libia de la lista de regímenes terroristas y dijeron a Levey y sus secuaces que levantara las sanciones. Todas las potencias importantes de Europa siguieron la pauta: Gaddafi fue recibido en las capitales europeas, los primeros ministros visitaron Trípoli y Gaddafi correspondió desmantelando unilateralmente sus programas de armas nucleares y químicas (BBC, 9/5/2008).
Gaddafi se despepitó para cooperar con la campaña de Washington contra los grupos, movimientos e individuos de la arbitraria "lista de terroristas" de Washington - arrestando, torturando y asesinando a sospechosos de Al Qaeda; expulsando a militantes palestinos y criticando a Hezbola, Hamas y otros adversarios de Israel. El Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas dio a Gaddafi un certificado de buena conducta. Las elites de Occidente celebraron el giro político de Gaddafi, pero ello no le salvó de un asalto militar masivo. Las reformas neo-liberales, la apostasía política, la lucha contra el terrorismo, la eliminación de las armas de destrucción masiva, todo esto debilitó al régimen, aumentó su vulnerabilidad y lo aisló de cualquier aliado anti-imperialista consecuente. Las concesiones de Gaddafi hicieron de su régimen un blanco fácil para los militaristas de Washington, Londres y París.
(4) El mito de las masas revolucionarias
La izquierda, incluida la principal social democracia, verdes, e incluso partidos socialistas de izquierdas de Europa y EEUU a la cola de sus mentores imperiales, y susceptibles a la campaña de propaganda de los medios de comunicación demonizando a Gaddafi, justificaron su apoyo a la intervención militar, en nombre del "pueblo revolucionario", las masas amantes de la paz "en lucha contra la tiranía" y la organización de milicias populares para "liberar al país". Nada podría estar más lejos de la verdad.
La base raíz del levantamiento armado es Bengasi, un semillero de partidarios tribales y clientes del depuesto rey Idris, que gobernó con puño de hierro un estado semi-feudal y atrasado, quien proporcionó a los EEUU una de sus mayores bases aéreas (Wheeler) en la cuenca del Mediterráneo. Entre los excitados líderes del "consejo de transición" (que dan a entender que dirigen, pero que cuenta con pocos seguidores organizados) son expatriados neo-liberales que promovieron la invasión militar euro-estadounidense y sólo pueden imaginar tomar el poder gracias a los misiles de Occidente. Esperan desmantelar las empresas públicas petroleras que trabajan en joint ventures* con corporaciones multinacionales extranjeras. Todos los observadores independientes informan de la falta de alguna organización o movimiento social-político reformista claro y ya no digamos revolucionario.
Las milicias armadas en Benghazi se informa que son más activas acosando, arrestando y ejecutando a cualquier miembro de la red nacional de Gaddafi de población civil activa en sus "comités revolucionarios", etiquetándolos de manera arbitraria de "quintacolumnistas", que en combatir contra las fuerzas armadas del régimen. Los máximos dirigentes de las masas "revolucionarias" de Benghazi son dos desertores recientes de la cúpula de lo que la izquierda denomina el "régimen criminal" de Gaddafi, Mustafa Abdul Jalil, un ex ministro de Justicia (que procesó a los disidentes hasta el día antes del levantamiento armado), Mahmoud Jebril un alto neoliberal Gaddafista prominentes en invitar a las multinacionales a que tomaran los campos petroleros (FT, 23 de marzo de 2011, p. 7) y Ali al-Aziz Eisawa, ex embajador de Gaddafi en la India, que abandonó el barco cuando parecía que la sublevación tendría éxito.
Estos autoproclamados líderes de los "rebeldes" son partidarios acérrimos de la intervención militar euro-estadounidense del mismo modo que antes eran partidarios desde hacia mucho tiempo de la dictadura de Gaddafi y promotores de la toma de los campos de gas y de petróleo por parte de las empresas multinacionales. Los jefes del consejo militar de los "rebeldes" son Omar Hariri y el general Abdul Fattah Yunis, anterior cúpula del Ministerio del Interior, ambos con largas historias (desde 1969) de reprimir cualesquiera movimientos democráticos. No es de extrañar que estos desertores militares de alto rango hayan sido totalmente incapaces de mover a sus tropas, reclutas, para enfrentarse a las fuerzas leales que respaldan a Gaddafi, y esperan montarse en los faldones de las fuerzas armadas anglo-estadounidenses-francesas.
La ausencia de un mínimo de credenciales democráticas entre los líderes de la chusma de fuerzas anti Gaddafi va a la par con su dependencia abyecta y su sumisión a las fuerzas armadas imperiales para que les lleven al poder. Su abuso y la persecución de los trabajadores inmigrantes procedentes de Asia, Turquía y, sobre todo de los africanos subsaharianos, sus falsas acusaciones de que son sospechosos de ser "mercenarios", no presagia nada bueno para cualquier posible nuevo orden democrático, ni para la reactivación de una economía dependiente de la mano de obra inmigrante, ni para cualquier vestigio de un país unificado y algo que se asemeje a una economía nacional.
La composición de la auto-designada dirección del "Consejo Nacional de Transición" no es ni democrática, ni nacionalista, ni capaz de unir al país. Menos aún es capaz de crear los puestos de trabajo perdidos por su usurpación armada del poder y para el mantenimiento del programa de asistencia social paternalista y la renta per cápita más alta de África.
(5) Al Qaeda
La mayor concentración geográfica de terroristas de Al Qaeda es precisamente en las zonas dominadas por los "rebeldes" (Cockburn: Counterpunch, 24 de marzo de 2011). Durante más de una década Gaddafi, en línea con su asunción del programa "anti-terrorista" de la administración Bush-Obama, ha estado a la vanguardia de la lucha contra Al Qaeda. Ahora se han alistado en las filas de los "rebeldes" en lucha contra el régimen de Gaddafi. Del mismo modo, los jefes tribales, los clérigos fundamentalistas y los monárquicos del Este han estado activos librando una "guerra santa" contra Gaddafi y dan la bienvenida a las armas y la protección aérea de los "cruzados" anglo-franco-estadounidenses, al igual que los talibán y los fundamentalistas islámicos acogieron con beneplácito el apoyo militar de la Casa Blanca de Carter-Reagan para derrocar a un régimen secular en Afganistán. La intervención imperial está basada en "alianzas" con las fuerzas más retrógradas de Libia, con resultados inciertos en cuanto a la composición futura del régimen, y las perspectivas de estabilidad política que permita que la industria petrolera retorne y explote los recursos energéticos.
(6) "Genocidio" o Guerra Civil Armada
A diferencia de todos los levantamientos populares árabes en curso, el conflicto Libia comenzó como una insurrección armada, dirigida a la toma violenta del poder. A diferencia de otros gobernantes autocráticos, Gaddafi había conformado unas bases regionales de masas entre un sector importante de la población mediante un bien financiado programa de bienestar y de vivienda. La violencia es inherente a cualquier insurrección armada y una vez que uno coge el fusil y trata de tomar el poder, no hay justificación para reclamar que se están violando los "derechos civiles". Entran en juego las reglas de la guerra, incluidas la protección de los no combatientes civiles, y el respeto de los derechos y la protección de los prisioneros de guerra.
Las afirmaciones sin fundamento de Europa y EEUU de "genocidio", amplificadas por los medios de comunicación occidentales y repetidas como loros por los portavoces de la "izquierda" se contradicen con los informes diarios de un solo dígito o dos dígitos de muertos y heridos, resultantes de la violencia urbana por ambos lados, a medida que el control de las ciudades y éstas cambian de un bando al otro.
La verdad es la primera víctima de la guerra civil y ambas partes han recurrido a mentiras monstruosas de victorias, bajas, demonios y ángeles.
El hecho es que este conflicto comenzó como una guerra civil entre dos grupos de las elites: una establecida autocracia paternalista neo-liberal creciente con considerable apoyo popular y, por la otra parte, una elite imperialista occidental financiada, entrenada y respaldada por un grupo amorfo de tribales regionales, clérigos, y profesionales neoliberales carentes de credenciales democráticas y nacionalistas
Conclusión
Si no es el humanitarismo, el petróleo o los valores democráticos, ¿cual es la fuerza motriz de la intervención imperial euro-estadounidense?
Una pista está en las bases selectivas para la intervención armada. En Bahrein, Arabia Saudita, Yemen, Jordania, Qatar, Omán, los autócratas gobernantes aliados con, y respaldados por, los gobernantes imperiales euro-estadounidenses detienen y asesinan a los manifestantes pacíficos, con impunidad. En Egipto y Túnez, EEUU respalda financieramente a una auto-designada Junta cívico-militar conservadora, para bloquear una transformación social profunda nacionalista democrática, con el fin de facilitar las "reformas" económicas neoliberales a cargo de funcionarios electorales pro-imperiales. Mientras los críticos liberales acusan a Occidente de "hipocresía" y "doble rasero" por el bombardeo de Libia, pero no a los carniceros del Golfo, los gobernantes imperiales están utilizando en realidad las mismas normas imperiales en todas las regiones. Defienden a autocráticos regímenes clientes estratégicos donde poseen bases de las fuerzas aérea y naval, ejecutan operaciones de inteligencia y plataformas logísticas para seguir las guerras en curso contra Irak y Afganistán y para amenazar a Irán. Atacan a Libia porque todavía se niega a colaborar con las operaciones militares occidentales en África y Oriente Medio.
El punto clave es que aunque Libia permite a la mayoría de las grandes petroleras multinacionales de Estados Unidos y Europa saquear su riqueza petrolera, no es todavía, un activo estratégico geopolítico imperial. Como hemos escrito en muchos ensayos anteriores, la fuerza motriz de la construcción del imperio militar de EEUU es militar, no es económica. De hecho millones de dólares de intereses económicos fueron sacrificados en el establecimiento de sanciones contra Irak e Irán, la guerra de Irak cerró la mayor parte de la explotación de petróleo durante más de una década.
Washington lideró el asalto a Libia - la mayor parte de las incursiones aéreas y misiles son llevados a cabo por aviones de combate y submarinos de EEUU - es parte de un contra ataque general contra los más recientes movimientos populares árabes a favor de la democracia. Occidente está apoyando la represión de los movimientos pro-democracia en todo el Golfo; está financiando a la Junta pro-imperial y pro-Israel de Egipto; está interviniendo en Túnez para asegurarse de que cualquier nuevo régimen esté "correctamente alineado". Apoya el despotismo de Argelia y las agresiones diarias de Israel contra Gaza. Y ahora, en Libia, apoya un alzamiento de ex-Gaddafistas y monárquicos de derechas que prometen alinearse militarmente con los constructores del imperio estadounidense-europeo.
Dinámicas potencias mundiales y regionales impulsadas por el mercado se niegan a participar en este conflicto que pone en peligro su acceso al petróleo, incluida la explotación actual a gran escala de las fuentes de energía con Gaddafi. Alemania, China, Rusia, Turquía, India y Brasil están creciendo a un ritmo rápido mediante la explotación de nuevos mercados y recursos naturales, mientras que EEUU, Inglaterra y Francia gastan miles de millones en guerras que desestabilizan los mercados y fomentan guerras de resistencia de largo plazo. Ellos reconocen que los "rebeldes" no son capaces de lograr una victoria rápida, ni de crear un entorno estable para inversiones a largo plazo. Los "rebeldes" en el poder se convertirán en clientes políticos de sus mentores militaristas imperiales. Por otra parte, el empuje militar de los invasores imperiales tiene graves consecuencias para las economías de mercado emergentes. EEUU apoya a rebeldes holly roller(*) en la provincia china de Tíbet y a Uigures separatistas "rebeldes" en otros lugares. Washington y Londres apoyan a los separatistas del Cáucaso ruso. La India no se fía de la ayuda militar de EEUU a Pakistán y sus reclamaciones sobre Cachemira. Turquía se opone a los separatistas kurdos apoyados por las armas que EEUU suministró a sus homólogos iraquíes.
El precedente de Libia de invasión armada imperial en nombre de clientes separatistas presagia problemas para las potencias emergentes impulsadas por el mercado. Se trata de una amenaza constante para el creciente movimiento de liberación árabe. Y el golpe de gracia a la economía estadounidense, tres guerras pueden romper el presupuesto no tardando. Y además de todo ello, la invasión socava los esfuerzos de los demócratas de Libia, socialistas y nacionalistas, para liberar a su país de la dictadura y de los reaccionarios apoyados por el imperio.
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N.T.:
* joint venture - operacion empresarial arriesgada, entre dos o un conglomerado de empresas que se asocian para compartir riesgos y/o experiencia.
* Holy Roller - Se usa para referirse a un miembro de una confesión religiosa, o a varias de éstas, en las que el fervor espiritual se expresa mediante gritos y violentos movimientos corporales.