[24/05/2009 - 09:47 PM]
Por Khalid Amayreh - PIC
Dirigentes de Fatah han acusado al presidente de la Autoridad Palestina (AP) Mahmoud Abbas y a sus aliados de buscar el "desmantelamiento" y la "desintegración" del movimiento con el fin de facilitar "la liquidación" de la causa Palestina.
Algunos de estos dirigentes han denunciado que la organización Fatah que Abbas está tratando de reconstruir está "más próxima a Netanyahu de lo que lo está al pueblo palestino y su lucha por la libertad y la independencia."
Según fuentes de Fatah en Cisjordania, Abbas ha estado adoptando medidas para consolidar a simpatizantes y aliados en "puestos sensibles" al tiempo que "aísla a los oponentes."
Las fuentes enumeraron una serie de medidas adoptadas por Abbas recientemente incluida su decisión de celebrar el sexto congreso del movimiento en Belén, a pesar de la dura oposición de la mayor parte de los dirigentes de Fatah tanto del interior de Palestina como de la diáspora.
Por otra parte, Abbas presuntamente dio luz verde a la formación de un "comité secreto" en el que figuran algunos de sus leales y confidentes, gente como Hussein al Sheikh, Muhammad Dahlan y Hakam Balaawi, cuya principal tarea será la de consolidar el control por parte de Abbas de las direcciones de Fatah locales, regionales y nacionales.
El Sexto Congreso
La tan retrasada convocatoria del sexto congreso de Fatah ha sido el principal punto de discordia que ha erosionado cualquier apariencia de unidad interna que el movimiento pudiera haber tenido.
La última vez que Fatah celebró asamblea general fue en 1989 en Argel, lo que significa que desde entonces el movimiento no ha experimentado renovación alguna.
Este solo hecho genera indignación y desilusión no sólo en los afiliados de Fatah, sino también en el pueblo palestino en su conjunto.
La semana pasada, el líder de Fatah Qaddura Fares fue citado diciendo "¿Qué clase de movimiento democrático es el que no tiene elecciones desde hace 20 años?" Fares es un estrecho aliado del preso de Fatah, Marwan al Barghouthi, un importante oponente a la "línea entreguista" de Abbas.
Hace unos meses, los principales dirigentes de Fatah decidieron formar un "Comité Preparatorio" para prepararse para la sexta conferencia.
Al comité, que celebró prolongadas e intensas reuniones en Amman, se le encomendó la tarea de preparar el orden del día de la asamblea, la elección de los participantes, y la selección del local para tan importante evento.
Sin embargo, después de muchas semanas de deliberaciones a menudo ásperas y de acalorados debates, el comité no llegó a un acuerdo sobre las principales cuestiones polémicas.
Entre tanto, las facciones dentro de Fatah se acusaron mutuamente de manipular las deliberaciones del comité preparatorio mediante el uso de tácticas antidemocráticas e inmorales, como "la imposición de delegados" con el fin de predeterminar el resultado de la asamblea.
En algún momento, los a menudo acalorados debates degeneraron en maldiciones, insultos, e incluso puñetazos.
Finalmente, Abbas, exasperado por la negativa de la comisión a acatar sus instrucciones y a aceptar a los candidatos que había nominado, decidió disolverla y anular todos sus acuerdos. La decisión enfureció a los miembros del comité, incluyendo figuras históricas de Fatah como Farouk al Qaddumi, Muhammed Jihad, y Abu Rateb Ghneim.
Además, Abbas decidió, unilateralmente y por su cuenta, celebrar el congreso de Fatah en Belén el 1 de julio, en contra de los deseos de muchos miembros de Fatah.
Esto fue confirmado más tarde por Hussein al Sheikh, jefe del departamento de asuntos civiles, que se coordina con Israel, quien fue citado por la agencia de noticias pro-establishment Ma’an diciendo que "la conferencia se celebrará en Belén en la fecha indicada."
Al-Sheikh señaló que existía un acuerdo con Israel para permitir a Qaddumi, Ghneim y Muhammed Jihad la entrada en Cisjordania para participar en el congreso.
Dura Oposición
Acusando a Abbas de caer en un "autoritarismo y unilateralismo desenfrenados", los dirigentes de Fatah opuestos a la "línea política" del Presidente lo acusaron de "mantener a Fatah y a toda la causa Palestina como rehenes de los caprichos de una persona conocida como Salam Fayyad," el primer ministro del régimen de Ramallah.
Muhammed Jihad, un prominente dirigente de Fatah afincado en la capital jordana, declaró que Abbas estaba "disparando el tiro de gracia al ataúd de Fatah."
También criticó la formación del nuevo gobierno de Ramallah y felicitó a los dirigentes de Fatah que se negaron a unirse a él, pidiéndoles que "estuvieran vigilantes para hacer frente a las conspiraciones que se están trabajando en contra de la causa Palestina."
Qaddumi: No a la conferencia en Belén
Entre tanto, Qaddumi, considerado el hombre número 2 dentro de Fatah, reiteró su férrea oposición a la celebración de la sexta conferencia en la Palestina ocupada, con el argumento de que era fútil y absurdo celebrar la convención de Fatah a la sombra de los tanques israelíes.
Hablando durante una entrevista con "al-Kefah al Arabi Magazine" (Lucha Arabe) el 22 de mayo, Qaddumi increpó a Abbas por excederse en sus atribuciones, diciendo que el comité preparatorio, que fue determinado por el Comité Ejecutivo de Fatah, poseía la facultad exclusiva de determinar la fecha y lugar de celebración de la conferencia.
Al preguntarle cómo reaccionaría y qué haría si Abbas seguía adelante con sus planes de celebrar la asamblea en Belén, Qaddumi dijo: "Esto sería inconstitucional."
"La cuestión importante es que el comité preparatorio decidió celebrar la conferencia fuera de Palestina porque celebrarla en la Palestina ocupada a la sombra de las armas israelíes socavaría gravemente su capacidad para tomar decisiones que son incompatibles con los intereses israelíes. Simplemente no hay resguardo, ni seguridad, ni garantías de que todos los que deben acudir a la conferencia puedan asistir a la reunión. Por todas estas razones, no estamos seguros de que las deliberaciones de la asamblea estarían inmunes de la interferencia israelí. Por lo tanto, la celebración de la conferencia en Cisjordania bajo el dosel de la ocupación israelí sería ilegítimo e inaceptable."
Qaddumi fustigó a Abbas, por negarse a reunirse con el comité ejecutivo de Fatah fuera de la Palestina ocupada, diciendo que "este tipo de comportamiento era totalmente inaceptable."
Por último, Qaddumi censuró la formación del nuevo gobierno palestino de Ramallah, y lo calificó de "irrelevante."
"Mi preocupación central es acabar con la ocupación israelí. Esta es la principal carga. En cuanto a la AP, es una de las expresiones de los acuerdos de Oslo, un proceso encaminado a anestesiar y distraer al pueblo palestino con el fin de que Israel pudiera crear hechos sobre el terreno y consolidar el asedio económico sobre nuestro pueblo."
Sin embargo, la oposición de Qaddumi a la celebración de la conferencia de Fatah en Cisjordania en vez de en el extranjero, parece que se deriva principalmente de los legítimos temores de que Abbas podría manipular la asamblea en su favor.
Fuentes cercanas a Qaddumi dijeron al PIC que el veterano líder palestino estaba "preocupado porque Israel no dejaría que los opositores de Abbas asistieran a la conferencia", lo que entonces permitiría al presidente de la AP afirmar que una mayoría dentro de Fatah estaba decididamente apoyándole.
Líneas opuestas
La crisis interna en el seno de Fatah no es en absoluto un fenómeno nuevo. Una intensa lucha de poder entre los "pragmáticos" y los "patriotas" ha existido siempre dentro de un movimiento que en tiempos se definía como un "supermercado de ideas." Sin embargo, durante el mandato de Yasser Arafat, las "diferencias" se mantuvieron más o menos bajo control, gracias a la figura carismática del difunto líder palestino.
Ahora, con Abbas, el líder de los "pragmáticos" al mando de Fatah, y gozando del respaldo de Israel, Occidente y los regímenes árabes títeres de América, la lucha por el poder está aflorando y dañando seriamente cualquier apariencia de unidad que el movimiento pudiera tener todavía.
Sin embargo, los temas contenciosos van mucho más allá que cuestiones de personalidad.
Abbas al parecer está desesperado por "alcanzar un acuerdo" con Israel, sea cual sea el precio, e independientemente de las consecuencias, y en la búsqueda de esa "solución apresurada", el jefe de la AP podría estar dispuesto efectivamente a sacrificar el importantísimo derecho de retorno y a aceptar la anexión por Israel de casi la mitad de Jerusalén oriental a cambio de una permuta de terreno en otra parte.
Para auto-blindarse de la consiguiente ira palestina y árabe por la liquidación de la causa palestina, el jefe de la AP presuntamente trataría de buscar un paraguas árabe e islámico para dar la impresión de que el "acuerdo" goza de consenso palestino, árabe y musulmán.
Por otra parte, otros dirigentes de Fatah, que gozan de amplio apoyo, pero carecen de recursos financieros y sobre todo del apoyo de Occidente, insisten en la defensa de los derechos de los palestinos, a saber, la total retirada israelí de todos los territorios ocupados en 1967, la repatriación de todos los refugiados palestinos desarraigados de sus hogares por parte de Israel en 1948, y la creación de un Estado Palestino viable y territorialmente contiguo con capital en Jerusalén.
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