Fábricas de ángeles

por Vittorio Arrigoni, para Il Manifesto Fecha: 31-12-2008

Jabalya, Beit Hanun, Rafah, ciudad de Gaza son las patas del viaje de mi personal mapa del infierno. Digan lo que digan los comunicados de prensa de la cumbre de militares israelíes, recitada estilo loro por toda Europa y EEUU a través expertos en desinformación, en los últimos pocos días he sido testigo ocular del bombardeo de mezquitas, escuelas, universidades, hospitales, mercados y muchos, muchos edificios civiles.

El director médico del hospital de Al Shifa, ha confirmado que recibió llamadas de los miembros de las FDI, el ejército israelí, ordenándole evacuar el hospital, o de lo contrario se enfrentaría a una lluvia de misiles. Pero no consintieron que el ejército les intimidara.

Debería estar durmiendo en el puerto (aunque no hemos podido cerrar los ojos en Gaza durante, por lo menos, 4 días), pero está siendo constantemente bombardeado por la noche. Ya no se escuchan las sirenas de las ambulancias en loca carrera, simplemente porque no ha quedado ni un alma viviente en el puerto o sus alrededores. Todo el mundo está muerto, y se siente como si se pisara un cementerio tras un terremoto.

La situación es realmente la de una catástrofe no natural, una cínica agitación alimentada por el odio, catapultada contra la población de Gaza como plomo fundido, destrozando cuerpos humanos. Contrariamente a sus predicciones, ello une a todos los palestinos, que reunidos se han convertido en una única entidad. Estas son personas que hasta hace poco ni se saludaban, por pertenecer a facciones opuestas.

Cuando las bombas caen como lluvia desde el cielo, desde una altura de diez mil metros, se puede estar seguro de que no hacen ninguna distinción entre una bandera de Hamas o una de Fatah colgando de tu ventana. No son menos explosivas, aunque seas italiano. No existe la llamada precisión quirúrgica en ninguna operación militar. Cuando la Fuerza Aérea y la Armada inician bombardeos, las operaciones quirúrgicas sólo son las que realizan los médicos, amputando sin vacilar las extremidades reducidas a pulpa, aunque esos mismos brazos y piernas pudieran haberse salvado. No hay tiempo, hay que darse prisa, y el tiempo que se invierte en tratar una extremidad gravemente lesionada puede suponer la muerte del siguiente paciente herido, en la cola en espera de una transfusión. En el hospital Al Shifa, 600 pacientes hospitalizados se encuentran en estado grave, y hay sólo 29 máquinas para respirar.

Les falta de todo, especialmente personal con experiencia. Por ese motivo, cansados como estábamos (no tanto por las noches sin dormir como por la apatía y la aquiescencia de los gobiernos occidentales, cómplices de los crímenes de Israel a todos los efectos), decidimos que uno de nuestros barcos del Movimiento Gaza Libre se hiciera a la mar anoche desde el puerto de Larnaca, Chipre, con tres toneladas de medicamentos y personal médico. Esperé en vano por ellos - el barco debería de haber atracado hoy a las 8 de la mañana. En vez de eso, fueron interceptados por 11 buques de guerra israelíes a 90 millas náuticas de Gaza. Trataron de hundirles en plenas aguas internacionales. Les abordaron tres veces, produciendo un fallo del motor y una vía de agua en el casco. De pura casualidad la tripulación y los pasajeros están todavía vivos, y han logrado arribar a un puerto libanés.

Sintiéndose cada vez más frustrados por el ensordecedor silencio del mundo "civilizado", mis amigos harán un segunda intentona en breve. De hecho ya han descargado la ayuda médica de nuestro barco dañado, el Dignidad, y la han estibado en otro barco que está listo para salir, en dirección recta a Gaza.

Estamos seguros de que la voluntad criminal de Israel, que pisotea todos los derechos humanos y el Derecho Internacional, nunca será tan fuerte como nuestra determinación en defensa de los derechos humanos.

Muchos periodistas al entrevistarme me preguntan por la situación humanitaria de los palestinos en Gaza, como si el problema sólo tuviera que ver con alimentos, agua, electricidad y escasez de combustible, en lugar de cuestionar quién es el causante real de todo esto, al cerrar las fronteras, bombardear la planta potabilizadora de agua o las centrales eléctricas.

Hay interminables colas en las pocas panaderías con sus persianas todavía semi-abiertas; hay 40 ó 50 personas forcejeando para agarrar el último pedazo de pan. Uno de los panaderos, Ahmed, es amigo mío y me habló acerca de sus mayores temores en los últimos días. Más que a las bombas, teme que las panaderías sean asaltadas por la multitud. Ya se produjeron trifulcas delante de su tienda. Hasta hace poco la policía estaba en los alrededores, para mantener el orden público, sobre todo frente a las panaderías, pero ahora no se verá ni un solo policía uniformado de todos los de Gaza. Algunos están en la clandestinidad por el momento. Los otros están todos enterrados bajo dos metros de tierra, incluidos algunos de mis amigos.

Otra masacre de niños en Jabalya

Dos hermanos pequeños, fueron alcanzados por una bomba israelí mientras iban en una carreta tirada por un burro en la calle as-Sekka de Jabalya.

Mohammad Rujailah, miembro de la ISM, sacó una foto que es más que una imagen estática: Es una historia, la revelación de la tragedia por la que estamos intensamente consumidos cada minuto, mientras contamos cada hora las pérdidas de amigos, hermanos, parientes. Tanques, aviones de combate, aviones teledirigidos, helicópteros apache, el ejército más grande y más feroz del mundo atacando a un pueblo que utiliza burros como principal medio de transporte, igual que en tiempos de Jesucristo.

Según Al Mizan, centro de vigilancia de los derechos humanos, mientras estoy escribiendo esto 55 niños han sido afectados por los bombardeos, 20 fueron asesinados y 40 están gravemente heridos.

Israel ha convertido los hospitales y tanatorios palestinos en fábricas de ángeles, sin darse cuenta de cuanto odio está generando en Palestina y en el resto del mundo. (Foto: Lama y Haya)

Las fábricas de ángeles están chorreando ángeles sin parar al ritmo de una cadena de producción imparable, también esta noche -- puedo decirlo por los retumbos de las explosiones que escucho fuera de mi ventana.

Esos cuerpos diminutos desmembrados y amputados, esas vidas apagadas antes de que incluso pudieran florecer, serán una pesadilla recurrente durante el resto de mi vida. Si todavía puedo encontrar fuerza para hablar acerca de su final es sólo porque quiero llevar justicia a quienes ya no tienen voz, a los que nunca han tenido un soplo de voz, tal vez para beneficio de aquellos que nunca han tenido oídos.