Artiz Intxusta, Gara
Khaskia es una joven activista que milita en Abnaa al-Balad, que ha visitado Euskal Herria de la mano de LAB y Palestinarekin Elkartasuna. El boicot al Estado sionista constituye uno de los pilares de su organización, que se ha convertido en el movimiento palestino de izquierda más importante dentro de las fronteras impuestas por Israel.
La comunidad palestina se encuentra dispersa desde hace sesenta años. Más allá de las fronteras de la Palestina histórica, cinco millones malviven en campos de refugiados. Otros viven en Cisjordania bajo el mandato de Al-Fatah, o en Gaza, gobernados por Hamas. Los habitantes de Jerusalén Este mantienen un estatus especial, con su propio pasaporte y su problemática específica. Pero queda un último grupo, el que quedó encerrado dentro de las fronteras del Estado israelí. Se les conoce como palestinos de los territorios del 48 y continúan siendo mayoría en zonas como la norteña Galilea.
Con Gaza cercada y Cisjordania muy dañada, muchos creen que el siguiente levantamiento puede darse dentro de las fronteras del 48.
Realmente no sé dónde comenzaría una Tercera Intifada. Sí que es cierto que después de la masacre de Gaza ha habido movilizaciones muy fuertes por parte de los palestinos del 48. Sin embargo, yo no descarto que sea Cisjordania la que se levante, porque sufren mucho a causa del muro y de los asentamientos. La situación de los palestinos del 48 también es muy difícil. A los judíos les obsesiona la demografía y en lo que ellos llaman Galilea, los árabes constituimos el 60% de la población.
¿Cómo trata de combatir Israel esa realidad?
Israel, como Estado confesional, trata de mantener una mayoría de judíos en todas sus zonas. Somos víctimas de una campaña de judeización muy fuerte. Nuevas comunidades judías se asientan en nuestras ciudades. Vemos cómo borran los nombres árabes de barrios y pueblos para rebautizarlos en hebreo. Estas comunidades judías que llegan, en especial la de Akko (San Juan de Acre), mantienen unos comportamientos racistas hacia la comunidad árabe y son muy agresivas.
¿Qué está ocurriendo ahora en Jerusalén Este?
La situación de Jerusalén es lo que más nos preocupa. Aunque propiamente no estén considerados como palestinos del 48, los jerosolimitanos mantienen unas conexiones muy fuertes con nosotros. La situación se ha complicado mucho en los últimos años. En Oslo, la OLP y el Gobierno israelí acordaron la paralización de los asentamientos y la destrucción de lo ya construido y que invadía Cisjordania y Jerusalén Este. Sin embargo, desde 1993 las colonias crecen y crecen. Lo que ocurre ahora en el barrio de Seikh Jarrah, en Shuafat o en Silwan es que los judíos están arrebatando las casas a los palestinos. El Ejército está echando a los palestinos de sus casas. Los colonos se apoyan en supuestos yacimientos arqueológicos que sólo ellos excavan para rebautizar y erradicar el pasado árabe de Jerusalén. La inauguración de la sinagoga en la Ciudad Vieja ha hecho explotar la rabia acumulada por una continuada vulneración de los acuerdos, que supone un ataque a la línea de flotación de la teoría de los dos estados.
No parece muy convencida con la solución de los dos estados.
La solución de los dos estados no ha funcionado hasta ahora y nunca jamás lo hará. El movimiento al que pertenezco defiende que palestinos e israelíes deben convivir en un solo Estado. Queremos un Estado secular, para todos, que incluya toda la Palestina histórica. Es la única posibilidad de que podamos convivir en paz. Los palestinos están ahora divididos entre Gaza, Cisjordania y los territorios de 1948. No tenemos forma de comunicarnos unos con otros. Nos separan los muros y los checkpoints. El caso de Gaza es alarmante, millón y medio de personas que se hacinan en una franja de 40 por 20 kilómetros sin poder salir. Hasta aquí nos ha llevado esta «solución». Nunca funcionará, porque ningún hombre ni ninguna mujer palestina aceptará la paz con Israel sin el derecho al retorno. En la solución de los dos estados los refugiados nunca podrán volver a sus casas si éstas se encuentran bajo poder israelí. Sólo cabe el retorno a Cisjordania y no hay espacio para que vivan cinco millones de personas más. Además, no considero justo que una persona expulsada de Haifa, en la costa, regrese a Ramallah.
¿Cómo son las relaciones entre las movimientos y partidos palestinos del 48 ?
Abnaa al-Balad está considerado como el movimiento más radical de izquierda dentro de las fronteras del 48. Llamamos al boicot ante la Knesset, porque el Parlamento es un instrumento sionista. Tenemos serias discrepancias con el partido musulmán y el Balad porque concurren a las elecciones. Yo jamás votaré, porque supone aceptar el resultado. Israel se ha levantado sobre los cuerpos de los palestinos. Jamás tomaré parte de su proyecto sionista. No obstante, tanto Balad como el partido islámico son parte de mi nación y podemos trabajar juntos.
lunes, 22 de marzo de 2010
'La solución de los dos estados no funcionará jamás'
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