Por Ramzy Baroud
070509
Desde la distancia, la lucha entre Hamas y Fatah parece común, la típica pelea política de un país del tercer mundo sobre la interpretación de la democracia que se salió de control, o simplemente una "lucha de poder" entre dos rivales políticos compitiendo por la ayuda internacional y el reconocimiento. De hecho, el conflicto puede parecer como si surgiera de la nada y seguirá mientras los palestinos aparentemente hambrientos de poder continúen con su lucha derrotista.
Por lo tanto, es típico leer noticias engañosas como las de Ibrahim Barzak de la Associated Press diciendo: "Cientos de pacientes palestinos han quedado atrapados en la Franja de Gaza sin poder viajar al extranjero para su crucial tratamiento del cáncer y otras enfermedades, a causa de las luchas políticas entre los gobernantes militantes de Hamas y sus rivales palestinos."
Esa siniestra terminología de "gobernantes de Hamas de Gaza" - para referirse a un gobierno elegido democráticamente - es ahora de uso común en la mayoría de las agencias de noticias occidentales y en aquellos que prontamente reciclan sus informes.
Barzak no hace ninguna mención al factor de Israel en las denunciadas rivalidades palestinas, y la única referencia a los EEUU en su artículo fue la de "el Presidente palestino Mahmoud Abbas, respaldado por Estados Unidos, que controla Cisjordania."
¿Lo dice en serio Barzak? Incluso si voluntariamente pasamos por alto el hecho de que la rivalidad Palestina tiene muy poca influencia sobre la decisión de Israel de bloquear las fronteras de Gaza, y así subyugar a sus habitantes, y si intencionadamente no se tiene en cuenta la campaña internacional dirigida por Estados Unidos para aislar a Gaza y su gobierno, ¿cómo puede uno permitir tal malinterpretación de un hecho tan evidente: desde cuando "controla" Abbas Cisjordania? ¿Dónde quedan la ocupación militar israelí de varias décadas, los cientos de asentamientos judíos ilegales, los innumerables puestos de control, "carreteras de circunvalación", numerosas "zonas militares" y el gigantesco muro de Israel; toda una matriz de control, de hecho, que ha sido descrita por muchos de los principales observadores internacionales como "apartheid"?
Es cierto que la situación en Gaza ha alcanzado niveles tan terribles, que las injusticias cometidas en Cisjordania se están relegando como si no sucedieran. Pero el hecho es que el asalto israelí a la libertad de los palestinos, los derechos humanos y el derecho internacional en Cisjordania nunca cesaron ni por un momento, incluso cuando miles de palestinos en Gaza estaban siendo brutalmente asesinados.
Pero, ni el inhumano asedio y asesinato de los Gazanos, ni la asfixiante ocupación -con todas sus características letales y no letales- de Cisjordania parecen despertar la curiosidad de muchos que, de modo insensato, culpan a la víctima por los males que padece.
Por supuesto que esto no debe significar que Hamas y Fatah, o cualquier otro partido palestino deban ser eximidos de sus propios errores, tales como las violaciones de los derechos humanos, las infracciones de la libertad de expresión o cualquier otro asunto en el que tengan control, incluso aunque sea una pizca. Si personas de Hamas violaron derechos humanos en Gaza, entonces debe ser señalado, condenado y corregido. Lo mismo ocurre cuando el gobierno de Abbas sigue violando los edictos de la democracia en cualquiera que sea su limitada jurisdicción; que también debe ser señalado y debidamente condenado. Pero que los medios de comunicación hagan declaraciones tan escandalosas como culpar a Hamas, aunque sea indirectamente, por el mortífero asedio de Gaza -y sus consecuencias- o concederle descuidadamente a Abbas una posición de ‘control’ sobre los territorios ocupados de Cisjordania, es ciertamente despreciable.
La manipulación del término "democracia" es también digna de mención. Un inocente consumidor de medios de información nunca podría adivinar que Hamas fue elegido democráticamente, y que un gobierno democrático con mayoría en el Parlamento no puede organizar un "golpe" contra sí mismo.
A ese mismo lector le resulta difícil de creer que ya ha expirado el plazo legal de permanencia en el cargo del celebrado presidente de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbas, y que para su renovación sería necesario convocar elecciones, o el consentimiento del parlamento dominado por Hamas.
Sin embargo, el presidente Abbas está al parecer montando un nuevo gobierno, que se espera que, una vez más, excluya al partido mayoritario en el parlamento.
El Gobierno, si se forma, probablemente estará encabezado por Salam Fayyad, cuyo prestigio internacional se debe únicamente al hecho de que altos funcionarios de EEUU, entre ellos la ex secretaria de estado Condoleezza Rice le han elogiado como digno de confianza. Fayyad jamás fue elegido y es poco popular entre los palestinos.
Pero hay más, incluso aunque Hamas diera su conformidad al gobierno nombrado por Abbas, sería imposible que el Parlamento pudiera llamar a asamblea y votar en tal sentido, pues un gran número de diputados palestinos son presos políticos en Israel. Esto también parece un contexto demasiado trivial para mencionarlo.
Cuando una historia está dominada por terminología selectiva, cifras, nombres y fechas sin un contexto adecuado y equilibrado, lo que se le está vendiendo al consumidor de medios de comunicación es nada más que desinformación.
Consideremos, por ejemplo, el informe de la Economist Intelligence Unit (EIU), publicado a finales del 2008, que clasificó y valoró a 167 países sobre la base de diversos indicadores democráticos en cuatro categorías: democracias plenas, democracias fallidas, regímenes híbridos y regímenes autoritarios. La Autoridad Palestina se clasificó en el puesto 85, en la categoría de entre democracia deficiente y régimen híbrido. ¿La explicación? Según el informe: "El movimiento islamista Hamas que ganó las elecciones parlamentarias a principios de 2006, y Fatah, que se aferra a la Presidencia, no han podido resolver sus diferencias. Por el contrario, la lucha entre las facciones ha empeorado en los últimos años, culminando con la toma del poder en la Franja de Gaza por Hamas, mientras que el presidente palestino, Mahmoud Abbas, de Fatah, ha tratado de mantener su control sobre Cisjordania. La violencia política ha empeorado. "
La palabra "Israel", no fue mencionada. Ni una sola vez.
A pesar de que "la lucha entre facciones" y el fracaso en "resolver sus diferencias" son en gran medida atribuibles a presiones externas (por ejemplo: Los ultimátum israelí y estadounidense a Abbas, la violencia contra Hamas, y la condicional ayuda internacional a ambos), los palestinos están clasificados como una nación independiente en control completo de sus propios asuntos. Mientras tanto, Israel se clasificó en el puesto 38, limitado meramente a democracia "deficiente", tal vez por el hecho de que se reconoce a sí mismo como un "estado judío" y discrimina a todo aquel que no se ajuste a este criterio.
"Si controlas el discurso, controlas el debate", se dice a menudo. Pero cuando la percepción de toda una nación depende de cómo se acuñen los términos y de cómo se construyan las frases, entonces, el lenguaje adquiere otros significados, engañosos, demonizantes e inmorales.
- Ramzy Baroud (www.ramzybaroud.net) es autor y editor de PalestineChronicle.com. Su trabajo ha sido publicado en numerosos periódicos, revistas y antologías de todo el mundo. Su último libro es: "La Segunda Intifada Palestina: Una Crónica de la Lucha de un Pueblo" (Pluto Press, Londres), y su libro de próxima publicación, es, "Mi Padre fue un Luchador por la Libertad: La Historia Inédita de Gaza" (Pluto Press, Londres)
viernes, 8 de mayo de 2009
Sin Contexto: Fatah, Hamas y las inexactitudes del discurso
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