jueves, 4 de junio de 2009

Israel sabe que la paz no es rentable

22.05.09 Amira Hass, Haaretz

Los sucesivos gobiernos israelíes sabían, desde 1993, lo que estaban haciendo al no apresurarse a firmar la paz con los palestinos. Como representantes de la sociedad israelí, comprendían que la paz supondría un grave perjuicio para sus intereses nacionales.

Daños económicos

La industria de seguridad constituye un importante sector de la exportación: armas, municiones y novedades bélicas que se ponen a prueba a diario en Gaza y Cisjordania. El Proceso de Oslo -unas negociaciones que nunca se pensó que tuvieran final- permitieron a Israel desentenderse de su condición de potencia ocupante (obligada a velar por el bienestar de la población ocupada) y tratar a los territorios palestinos como si fueran entidades independientes. Es decir, utilizar armas y municiones en unas cantidades que Israel no habría podido de otra forma usar contra los palestinos a partir de 1967. La protección de los asentamientos requiere un constante desarrollo de los sistemas de seguridad, vigilancia, cámaras y robots. Se trata de seguridad de vanguardia en el mundo desarrollado y es utilizada por bancos, empresas y barrios residenciales de la clase alta cercanos a barrios de chabolas y enclaves étnicos rebeldes a suprimir.

La creatividad colectiva israelí se ve abonada por un estado de constante fricción entre la mayoría de los israelíes y una población definida como hostil. Un estado de lucha de baja intensidad, y a veces de alta, mezcla a israelíes de diversos temperamentos: Rambos, genios electrónicos, personas con talento para el trabajo manual, inventores. Si hubiera paz, sus oportunidades de desarrollarse se verían muy reducidas.

Daños a las carreras

El mantenimiento de la ocupación y de una situación bélica da trabajo a centenares de miles de israelíes. Unas 70.000 personas trabajan en la industria de seguridad. Cada año decenas de miles terminan su servicio militar con una formación especializada o unas buenas salidas. Para miles se convierte en su carrera principal: soldados profesionales; miembros del Shin Bet [espionaje sionista], consultores extranjeros, mercenarios, traficantes de armas. Por lo tanto, la paz pone en peligro las carreras y el futuro profesional de una importante y prestigiosa parte de la sociedad israelí, un estrato que tiene una gran influencia en el Gobierno.

Daños en la calidad de vida

Un acuerdo de paz requeriría una distribución equitativa de los recursos hídricos en todo el país (desde el río hasta el mar) entre judíos y palestinos, independientemente de que fuera agua del mar desalinizada o procedente de técnicas de depuración. Incluso ahora, para los israelíes les resulta duro acostumbrarse a ahorrar agua debido a la sequía. No resulta difícil adivinar lo traumático que resultaría un recorte del consumo de agua para equilibrar su distribución.

Daños en el bienestar

En los últimos 30 años se ha demostrado que las colonias florecen mientras el estado del bienestar [en Israel] se reduce. Ofrecen al ciudadano lo que sus sueldos no les permitirían tener en un Estado de Israel dentro de las fronteras del 4 de junio de 1967: tierras baratas, grandes casas, subvenciones y subsidios, grandes espacios abiertos, vistas, una red de carreteras muy buena y educación de calidad. Incluso para los judíos de Israel que no se han trasladado a las colonias, éstas se les presentan en el horizonte como una opción de mejora social y económica. Y esa opción es más real que la vaga promesa de mejoras en la paz, situación desconocida para ellos.

La paz reduciría, si no lo eliminase totalmente, el pretexto de la seguridad para discriminar a los palestinos con ciudadanía israelí en la distribución de la tierra, en los recursos para el desarrollo, educación, salud laboral y derechos civiles (como el matrimonio y la ciudadanía). La gente que se ha acostumbrado a los privilegios de un sistema basado en la discriminación étnica considera su desaparición una amenaza para su bienestar.

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Traducido para el CEPRID por María Valdés
Viñeta: Fathi

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