jueves, 22 de octubre de 2009

A los criminales no se les debería permitir investigarse a sí mismos

[20/10/2009 - 10:02 PM]

Por Khalid Amayreh - PIC

En sus rabiosos esfuerzos para encubrir el informe Goldstone, Israel es probable que lleve a cabo otra investigación falsa de su ataque genocida contra la Franja de Gaza hace casi diez meses.

El informe, elaborado por el juez sudafricano Richard Goldstone, que es judío, acusó a Israel de cometer crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, entre ellos ataques deliberados contra civiles inocentes.

Unos 1.400 palestinos, en su mayoría no combatientes, de ellos más de 330 niños, fueron asesinados durante los 22 días de la campaña, que algunos historiadores e intelectuales compararon con el bombardeo aliado de saturación de la ciudad alemana de Dresden al final de la Segunda Guerra Mundial.

Israel ya ha realizado una serie de "investigaciones" sobre la guerra relámpago de Gaza que exoneraron al ejército israelí de toda culpa.

Sin embargo, casi todos los que están familiarizados con los patrones de conducta israelíes se dan cuenta de que las investigaciones por parte de Israel de los crímenes cometidos por Israel no tienen un ápice de credibilidad.

En el análisis final, los criminales, especialmente los criminales de guerra, es poco probable que se acusen a sí mismos admitiendo la culpabilidad.

Por lo tanto, es una conclusión inevitable que cualquier nueva investigación por parte de Israel de sus pornográficos crímenes en Gaza será una repetición de investigaciones anteriores.

Además, una investigación del ejército israelí, o del sistema judicial israelí, de los crímenes de Gaza se parecería mucho a una investigación de la Gestapo sobre los crímenes perpetrados por las fuerzas de la Wehrmacht o las SS.

La analogía está en gran medida justificada. Después de todo, toda la clase política y militar israelí está formada por viles criminales de guerra y racistas de tipo nazi que promueven el genocidio y el asesinato en masa.

De hecho, es muy difícil para cualquier judío israelí alcanzar una posición alta en las jerarquías militares o políticas si no tiene las manos totalmente manchadas de sangre palestina.

Esto explica la obsesión enfermiza de la mayor parte de la población judía de Israel con los criminales de guerra israelíes. Cuanto más se destacan estos criminales de guerra en el derramamiento de sangre, mayor respeto y admiración reciben de la sociedad.

Por ejemplo, Israel eligió a Ariel Sharon, el certificado criminal de guerra, dos veces como primer ministro.

El "héroe" de muchas matanzas genocidas, como las carnicerías de 1982 en Sabra y Chatila, recibió a menudo el estimado epíteto de "Melich Israel" o "Rey de Israel".

En 1998, Ehud Barak, actual ministro de defensa israelí, que supervisó la campaña de genocidio contra la Franja de Gaza, durante su campaña electoral para impresionar a los votantes dio una descripción gráfica de cómo asesinó a tres dirigentes palestinos en Beirut, varios años atrás.

En resumen, estamos hablando de una raza de criminales de guerra y matones asesinos que realmente difieren muy poco de los líderes y comandantes nazis. Después de todo, tanto unos como otros practicaron la doctrina de "sin limitaciones" Los nazis aplicaron esa doctrina en Europa, y los sionistas en Palestina y el Líbano.

Aparte de eso, hay toda una historia de encubrimiento sionista de los crímenes israelíes, que muestra que el propio Israel es en sí mismo un inmenso crimen contra la humanidad.

Cuando se llevó a cabo la matanza de Deir Yasin, un informe inicial de la policía israelí afirmó que "resultó herido un árabe." Asimismo, una investigación israelí sobre la masacre de Kfar Qassem de mediados de los 1950 culpó a las víctimas por "violar el toque de queda".

Este patrón de culpar a las víctimas sigue utilizándose hasta la fecha. Hace unas semanas, un tribunal israelí absolvió a colonos judíos terroristas que atacaron a unos ancianos campesinos palestinos y pastores en las montañas del sur de Hebrón, golpeándolos brutalmente, con bates y otros objetos.

Los autores, captados en video mientras atacaban a los palestinos indefensos, fueron exonerados de cualquier mal comportamiento. Bueno, tal vez el juez judío insiste en que todos los palestinos deberían tener cámaras especiales que vean a través de las máscaras usadas por los colonos judíos cuando atacan a sus víctimas palestinas.

No hay duda de que Israel se ha sentido avergonzado por el informe de Goldstone. Esto explica la perplejidad de los dirigentes israelíes y el comportamiento de los portavoces.

Esta semana, el primer ministro israelí hizo dos observaciones que se destacaron este patrón de comportamiento psicótico.

En primer lugar, pidió que el mundo dejara de confiar en los países musulmanes y no les comprara petróleo, diciendo que la dependencia occidental del petróleo estaba alentando el "terrorismo". Bueno, habría que ser psiquiatra para analizar la enfermedad mental de un líder que es incapaz de ver la realidad tal como es.

En segundo lugar, Netanyahu al parecer ha autorizado un comité interministerial para presionar a la comunidad internacional para modificar las leyes de la guerra, posiblemente a fin de que el ejército israelí pueda cometer genocidio con impunidad.

Un escritor israelí sostuvo que "si los americanos y los rusos y los chinos pueden cometer crímenes de guerra con impunidad, ¿por qué no puede hacer lo mismo Israel?"

En otras palabras, lo que los líderes israelíes están efectivamente diciendo es que los pueblos del mundo deben reconocer "el nazismo judío" como un hecho legítimo de la vida. ¿Qué otra cosa podría explicar las ofensivas exigencias de modificación de las leyes de la guerra para que se adapten a la conducta criminal de Israel?

Esto significa que es sólo cuestión de tiempo que otro funcionario israelí, un ministro, o un general del ejército, o incluso un primer ministro, argumenten que como la Alemania nazi llevó a cabo un holocausto contra los judíos, estos están perfectamente justificados al perpetrar otro holocausto contra los palestinos.

En otra hazaña relacionada que refleja la frustración de Israel con el informe de Goldstone, el gobierno israelí está estudiando ahora la posibilidad de demandar a Hamas por "terrorismo y crímenes de guerra" contra Israel.

Bueno, parece que la depravación y la fealdad brutal de los líderes sionistas no tienen límites. Es cierto que Hamas, al igual que cualquier otro movimiento de liberación nacional, no está libre de pecado. Sin embargo, todo lo que hayan hecho Hamas y otras facciones palestinas en el marco de su resistencia legítima contra la ocupación de tipo nazi israelí debe ser considerado en el contexto de décadas de dura represión impuesta por Israel al pueblo palestino.

Después de todo, Israel robó Palestina a sus legítimos propietarios, ha demolido sus casas, destruyó sus huertos, asesinó a incontables millares de civiles en numerosas masacres espeluznantes, y expulsó a la mayor parte de los palestinos de su patria ancestral a las cuatro esquinas del mundo.

Sé que la criminalidad de Israel contra el pueblo palestino no siempre justifica ciertos actos de violencia y terror por parte de las víctimas. Sin embargo, no hay duda de que el terrorismo, la represión y la opresión, que trascienden la realidad, siempre hacen inevitable la violencia. En resumen, aquellos a los que se hace daño devuelven daño.

Por lo tanto, es moralmente axiomático que la violencia llevada a cabo por personas que están defendiéndose a sí mismas, a su país y su honor y dignidad frente a la arremetida abrumadora de los invasores extranjeros no se debe equiparar con la violencia y el terrorismo de sus verdugos y sepultureros.

De hecho, si una ocupación colonial extranjera es un acto de violación, y sin duda lo es, entonces la resistencia de una víctima de violación, incluso si conlleva violencia, no se debe colocar en pie de igualdad moral con la violencia y la agresión del atacante.

De lo contrario, habría que criminalizar a cualquier persona que se esté defendiendo contra la opresión y el asalto.

Es cierto que uno siempre lamenta la muerte de personas inocentes, independientemente de su raza y su credo.

Sin embargo, Israel debe asumir toda la responsabilidad por obligar a los palestinos a elegir entre la muerte nacional y la lucha violenta por la libertad y la justicia.

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