Israel pide a los Palestinos que les devuelvan las bombas que no explotaron en los bombardeos de Gaza
Para entender al ser humano tanto en su vertiente individual, como en su comportamiento colectivo, no hay mejor instrumento que la capacidad de empatía. Ponerte en el lugar del otro es la mejor medicina contra el fundamentalismo, la intransigencia o el racismo. Sin embargo, a veces es prácticamente imposible realizar este tipo de ejercicio. Cuando los comportamientos objeto de análisis son tan corruptos y enfermizos que operan con parámetros paranormales no es fácil entenderlos con criterios racionales.
Esa es la reacción que me ha producido la lectura de la noticia de que el gobierno de Olmert reclama a los palestinos la devolución de las bombas, misiles y municiones que no estallaron durante la pasada ofensiva genocida de diciembre y enero sobre Gaza, imagino que en demanda de una segunda oportunidad. Por supuesto, la culpa de todo es de Hamas, los peligrosos terroristas que quieren impedir que los pacíficos militares judíos vuelvan a lanzar sus arsenales contra la población civil de la Franja. Entre el arsenal robado a los técnicos de la ONU hay 3 bombas de 2000 libras, 8 bombas de 500 libras y bombas de fósforo blanco de esas que Israel nunca lanzó sobre la población palestina de Gaza.
La desfachatez de Israel es tal que pretenden que los miles de presos encarcelados en el campo de concentración no tengan posibilidad de alimentarse si no es con su absoluto control para así hacer del hambre un arma política como la que llevan usando ya varios años; es tal que pretenden impedir que los internos asuman su triste destino sin protestar ni resistirse a pesar de que tienen de su lado el derecho internacional. La desfachatez israelí llega al extremo de que el principal problema que dicen tener en Gaza es que sus habitantes puedan intentar defenderse con medios artesanos de uno de los ejércitos más potentes y desalmados del mundo; llega incluso a negar que reciclen sus bombas para intentar devolverles algún día una parte infinitesimal de todo el daño que han infligido sobre los cuerpos indefensos de centenares de niños, mujeres, ancianos, civiles y luchadores por la libertad del pueblo.
La obligación de Hamas (y la de Fatah, aunque lo haya olvidado) es la lucha por el fin de la ocupación israelí con todos los medios a su alcance, tal y como corresponde a un movimiento de liberación y reconocen las leyes internacionales. No puede haber ningún acuerdo de paz duradero en la región que no contemple la retirada total de los sionistas y devuelvan el control de toda Palestina a sus legítimos habitantes. El origen de la violencia es la ocupación, cualquier otra solución que no contemple la eliminación de la raíz de todo el problema será un parche temporal que estará abocado al fracaso más absoluto.
Fuente: Bits rojiverdes
miércoles, 18 de febrero de 2009
Israel: Entre el ridículo y el puro esperpento
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