[ 05/07/2009 - 10:45 PM ] - PIC
Por Khalid Amayreh desde Cisjordania
El 11 de junio miembros de las agencias palestinas de seguridad detuvieron a Haitham Amr, residente en la aldea de Beit al-Rush, a 25 kilómetros al sudeste de Hebrón.
Dos días después, Amr, de 32 años y padre de tres niños pequeños, fue hallado muerto en su celda en el cuartel general de la Mukhabarat (Inteligencia General) en el centro de Hebrón. (ver VIDEO)
Amr, al parecer, murió tras ser sometido a una sesión de tortura excepcionalmente dura a consecuencia de la cual sufrió un hemorragias internas generalizadas.
Primero, los oficiales de seguridad de la AP declararon que Amr había saltado desde el segundo piso del edificio intentando huir. Sin embargo, todo apunta a que esta afirmación fue inventada y no contiene ni un ápice de verdad.
La AP realizó la autopsia del cuerpo de Amr en la Facultad de Medicina de la Universidad de al-Quds inmediatamente después de su muerte. No obstante, el informe del forense no se ha hecho público a pesar de que ha pasado casi un mes desde el incidente.
El caso de Amr no es un hecho aislado. Desde el establecimiento en Ramallah del régimen respaldado por EEUU, bajo la supervisión del comisionado estadounidense de seguridad, general Keith Dayton, al menos ocho palestinos han sido, o asesinados ilegalmente, o torturados hasta la muerte a manos del personal de seguridad de la AP.
Al día de hoy, cientos de activistas políticos languidecen en los centros de detención de la AP, la mayoría de ellos sin acusación, ni juicio. Y cuando se celebran los juicios, se llevan a cabo de modo general en flagrante violación de los procedimientos aceptados internacionalmente.
La AP de forma rutinaria afirma que no tiene “prisioneros políticos” en sus cárceles y centros de detención. Sin embargo, es evidente que esta afirmación es falsa.
El que esto escribe ha hablado con decenas de detenidos, tras ser puestos en libertad, que afirmaron haber sido torturados brutalmente.
Además los ex prisioneros, muchos de los cuales han sido arrestados de nuevo por razones no legítimas, ya sea por Israel, ya sea por la AP, afirmaron que se les había preguntado a qué partido habían votado en las elecciones de 2006, cuáles eran sus preferencias políticas y qué pensaban de Hamas.
Se cree que al menos 4.000 activistas políticos han sido detenidos desde que Hamas expulsó de Gaza a Fatah en el verano de 2007. Ahora hay unos 750 detenidos en custodia de la AP. Algunos observadores han calificado de auténtica inquisición a esta injustificable campaña contra la oposición islámica.
Además de detener y torturar a personas sospechosas de simpatizar con Hamas, las agencias de seguridad de la AP han tomado cientos de instituciones educativas, sanitarias, deportivas y de caridad que antes estaban dirigidas por organizaciones islámicas.
Hay que añadir que cientos de funcionarios, entre ellos profesores, han sido bruscamente despedidos de sus trabajos. Otros, que no han sido despedidos, están recibiendo sólo parte de su sueldo en represalia de su supuesta simpatía por Hamas. En muchos casos las acusaciones se basan en informes secretos de informantes locales.
Activistas de derechos humanos han señalado que muchos de estos informantes a menudo abusan de sus “funciones” al elaborar falsas acusaciones contra un funcionario determinado por razones que tienen que ver con vendettas personales o conflictos de clanes.
Mientras tanto, el sistema judicial palestino se encuentra más o menos en estado de parálisis gracias a la hegemonía de las agencias de seguridad que con frecuencia advierten a los jueces y abogados de que no interfieran en las “cuestiones de seguridad.”
Además, la libertad de expresión, incluida la libertad de prensa, también se ha visto profundamente afectada a consecuencia de la fuerte y a veces draconiana interferencia de las agencias de seguridad. Periodistas han sido detenidos, torturados y humillados por informar sobre noticias y puntos de vista que la AP desea que permanezcan ocultos al público.
Algunos de los periodistas y escritores encarcelados continúan languideciendo en las cárceles de la AP, como Mustafa Sabri, Fareed Hamad, Qays Abu Samra y Serri Sammour. Este último fue detenido en su casa después de publicar en internet un artículo sobre Fatah.
Hace unos meses, el que esto escribe fue detenido en una inmunda celda en Hebrón durante 60 horas por afirmar en una entrevista en la televisión que la AP estaba supeditada a Israel.
La AP, una entidad artificial sin pizca de soberanía, para sobrevivir depende casi por completo de la ayuda exterior que se concede por motivos políticos. Las razones de Occidente para mantener a flote a la AP, al menos financieramente, son al parecer para preparar la creación de un Estado palestino.
Sin embargo, es obvio que lo que en realidad Occidente está ayudando a crear es un Estado policial y en el caso palestino, un Estado policial sin Estado, una entidad que se parece mucho a un cementerio de los derechos humanos, las libertades civiles y la simple decencia humana.
El mes pasado el presidente Obama prometió en su discurso de El Cairo, abrir un nuevo capítulo en las relaciones de Estados Unidos con los musulmanes de todo el mundo, basado en el respeto mutuo.
Sin embargo, un mes después los musulmanes de todo el mundo siguen viendo como EEUU continúa ayudando a los dictadores locales a atacar salvajemente a sus pueblos al denegarles las libertades y derechos humanos básicos. Esto está ocurriendo en la Palestina ocupada, al igual que en otras muchas otras partes de Oriente Medio. No hace falta decir que una relación sana entre los musulmanes y Occidente debería estar basada en la honestidad, no en la hipocresía y la duplicidad moral.
Esta semana, estados europeos decidieron llamar a consultas a sus embajadores en Teherán en protesta por la represión que las autoridades iraníes ejercieron contra los manifestantes apoyados por occidente.
Las potencias occidentales, que han apoyado y abrazado a cada dictador y tirano del mundo Islámico, desde el Shah de Irán hasta Suharto en Indonesia, de pronto invocan el mantra de las libertades civiles y de los derechos humanos para justificar su postura hostil hacia Irán, un país que según parece está determinado a ser libre e independiente de la sumisión ciega a occidente y al sionismo.
No obstante, cuando se trata de los crímenes israelíes en Gaza, o de la persecución sistemática y los ataques contra los activistas palestinos no conformistas, vemos que Occidente no sólo se calla, sino que mantiene una postura activa al lado de los tiránicos gobiernos árabes o de los ocupantes israelíes de estilo nazi.
Huelga decir que la persistencia de la antigua política estadounidense de apoyo a los dictadores y de abrazar a la ocupación colonial israelí contribuirán a ratificar los puntos de vista de muchos musulmanes, y también de no musulmanes, que arguyen que EEUU no es realmente sincero acerca de querer un acercamiento digno hacia el mundo musulmán.
En último término, los pueblos de esta parte del mundo quieren ver acciones reales, no sólo oír palabras elocuentes faltas de sustancia.
Como palestino me gustaría ver que la administración de Obama (y también los estados de la Unión Europea) condicionan su financiación de la AP a que ésta respete los derechos humanos y las libertades civiles.
¿Tendrán EEUU y la UE la integridad moral para actuar de este modo?
miércoles, 22 de julio de 2009
La Autoridad Palestina utiliza la ayuda exterior para pisotear los derechos humanos y las libertades civiles
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