[ 10/09/2009 - 12:06 AM ]
Por Khaled Amayreh
La esquizofrenia política siempre ha sido uno de los caracteres dominantes de Fatah. Sigue conformando el discurso general de Fatah.
Cuando se dirige a palestinos, árabes y musulmanes, Al-Fatah se entrega a todo tipo de retórica grandilocuente sobre la liberación de Palestina.
Sin embargo, en las negociaciones con Israel y en las reuniones con políticos occidentales visitantes, los líderes del movimiento aseguran debidamente a sus interlocutores que la retórica sólo está destinada al consumo público y que Fatah aceptaría finalmente un acuerdo de "paz" con el estado sionista, incluso si dicho acuerdo no representase las expectativas palestinas.
Recientemente le pregunté a un destacado intelectual palestino que mantiene estrechos lazos con los dirigentes de la Autoridad Palestina (AP) si pensaba que el presidente de la AP Mahmoud Abbas, que es el indiscutido líder de Fatah, tenía algún plan alternativo en caso de que los esfuerzos de paz de Obama se vinieran abajo.
Mi interlocutor no se mordió la lengua. Dijo que la única alternativa a las negociaciones fracasadas de Abbas con Israel eran más negociaciones fallidas.
Por desgracia, esto parece ser totalmente cierto.
Abbas ve con ligereza, incluso con desprecio, alguna ocasional alusión de Fatah a retomar la "lucha armada" en caso de que Israel se niegue a poner fin a la ocupación. Pues bien, Israel no sólo se niega a poner fin a la ocupación, sino que está consolidándola y perpetuándola haciendo que las perspectivas de crear un Estado palestino en Cisjordania sean irreales e ilusorias.
Pero ¿por qué Abbas mira con desprecio a estos pseudo-revolucionarios de última hora de su partido, que amenazan con alzarse de nuevo contra Israel, mientras gozan de los frutos de la coordinación política y la coordinación de seguridad con el enemigo al que están amenazando con combatirle?
Bueno, la respuesta es clara. Abbas cree, probablemente con razón, que estos líderes de Fatah o son hipócritas, o mentirosos, o ambas cosas. Después de todo, la mayoría de ellos han llegado a las posiciones que ahora tienen gracias a la estrecha cooperación y colaboración con Israel, principalmente contra otros palestinos, especialmente contra Hamas.
Además, Abbas sabe que la mayoría, si no todos ellos, probablemente a excepción de unos pocos elementos patrióticos como el líder encarcelado Marwan Barghouti y Hussam Khadr, se lo pensarían dos veces antes de sacrificar sus prebendas y lujosos trenes de vida para volver a la lucha armada.
El presidente de AP también se da cuenta de que toda la retórica sobre adoptar una postura intransigente frente a Israel con respecto a la continua expansión de las colonias israelíes es sólo para apaciguar a la opinión pública Palestina y mantener la ventaja de Fatah en las encuestas, especialmente frente a Hamas.
Esto se debe a que Fatah ha sido castrado de modo efectivo, no sólo mediante una prolongada cooptación por parte de Israel, sino también a través de la represión sistemática y la domesticación por parte del gobierno de la AP de Salam Fayyad apoyado por Estados Unidos.
Esta es la razón por la que Abbas no se toma en serio a Fatah y tiene claramente la intención de utilizar el peso de la organización para acelerar un acuerdo con Israel que más o menos constituiría la liquidación de hecho de la causa palestina.
Abbas y su camarilla han estado diciendo que no van a reanudar las "conversaciones de paz" con el gobierno de Netanyahu. No obstante, en conversaciones privadas con los políticos visitantes americanos y europeos, manifiestan su disposición a reanudar las conversaciones, sin condiciones, tan pronto como Israel esté listo.
Este deshonesto discurso sólo refuerza aún más el argumento que Israel manifiesta a menudo, de que los palestinos finalmente cederán a las condiciones israelíes si Israel se muestra fuerte y determinado en su posición.
Pues bien, el ostensible rigor de la AP respecto a la reanudación de las conversaciones con Israel es muy pretencioso y mayormente falso.
Después de todo, estos son los mismos dirigentes que se han estado dedicando a dilatadas y fracasadas negociaciones con el anterior gobierno de Olmert, mientras la expansión de las colonias judías de Cisjordania estaba teniendo lugar a la máxima velocidad.
Esto es lo que la ex ministra israelí de exteriores y primera ministra en funciones, Tzipi Livni, aludió hace poco, diciendo que si el gobierno de Netanyahu moderase sus declaraciones públicas, la cuestión de la ampliación de asentamientos dejaría de ser titular en los medios de comunicación internacionales y desaparecería de la agenda internacional.
Livni correctamente argumentó argumentó que durante el gobierno anterior, la expansión de colonias y las conversaciones de paz con los palestinos iban de la mano y los palestinos vivían con ello y se abstuvieron de hacer un gran alboroto al respecto.
Por desgracia, el pronóstico de Livni es correcto, y la cada vez más autoritaria dirigencia de la autoridad Palestina (Fatah) sigue comportándose de modo bastante eventual y de manera irresponsable, dando a los dirigentes Israelíes la impresión de que la dirección Palestina de Ramallah no tiene líneas rojas que respetar y vendería los intereses vitales y los derechos inalienables de los Palestinos en aras de la obtención de un "estado" que tiene todas las características de una capitulación ante la insolencia sionista.
De hecho, lo que Abbas y su camarilla de Ramallah están haciendo en estos días no es más que la pacificación y la domesticación de Fatah para aceptar un desgraciado futuro acuerdo con Israel con el argumento de que los palestinos tienen que ser realistas. También está tratando de desactivar el consenso general palestino con respecto a las constantes nacionales sobre cuestiones fundamentales como Jerusalén y los refugiados.
Los Palestinos, independientemente de sus orientaciones políticas e ideológicas, de modo consistente han mantenido la posición unitaria de que no sería posible ningún acuerdo con Israel sin una retirada total israelí de los territorios ocupados en 1967, incluyendo todos los de Jerusalén oriental. La otra cuestión esencial y sagrada es, por supuesto, la aplicación del derecho de retorno de millones de refugiados palestinos desarraigados y expulsados de su patria ancestral cuando se creó el estado criminal de Israel en 1948.
Por desgracia, hay cada vez más evidencias de que Abbas y sus socios están lenta pero definitivamente abandonando estas constantes y adoptando posiciones diluidas que comprometen los derechos palestinos.
Por ejemplo, la dirección de la AP parece estar aceptando lentamente el tema de "permuta de tierras"; por el que Israel retendría la mayor parte de las colonias judías, sobre todo en Al-Quds y sus alrededores, a cambio de recibir tierra sin especificar, posiblemente en el yermo desierto del Negev.
Esto sería una desviación escandalosa del consenso nacional palestino porque un acuerdo semejante sería realmente decapitar las esperanzas palestinas para la creación de un estado viable y territorialmente contiguo, en Cisjordania y la Franja de Gaza.
Asimismo, la dirección de la AP parece dispuesta a aceptar la liquidación de la causa de los refugiados a base de reasentar algunos de ellos en Cisjordania, mientras que otros quedarían establecidos de manera permanente en los países de acogida, como Líbano, Jordania y Siria, en cuyo caso se les concederían pasaportes palestinos.
Bueno, aceptar tal acuerdo sería una traidora venta de los derechos palestinos y una pérfida traición a las generaciones de mártires palestinos que sacrificaron sus vidas por la libertad de su patria y de su pueblo.
También constituiría un enorme desprecio a la OLP, o a lo que queda de ella, ya que la organización siempre ha tratado de justificar su mera existencia alegando la salvaguarda de las constantes nacionales palestinas.
Bueno, la traición no se vuelve Halal (religiosamente legal) cuando la comete una organización que tuvo un legado revolucionario. Esto es lo que todo el mundo debe entender.
Viñeta: Naser Jafari
domingo, 13 de septiembre de 2009
La esquizofrenia de Fatah
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