Dan Lieberman
Al Ahram Weekly
(...) Durante décadas, las autoridades israelíes han hablado de un Jerusalén unido –apuntando una cualidad espiritual en su mensaje-, como si Israel quisiera ser la patria de las tres fes monoteístas para así ganar en solidez y estabilidad. Si llegara a establecerse una autoridad central, un Jerusalén unido ofrecería también la posibilidad de preservar una ancestral y común herencia.
Sin embargo, al subrayar la palabra “unido”, Israel oculta la ausencia de una narrativa histórica verificable de apoyo que refuerce su idea dominante de incorporar dentro de sus fronteras todo un Gran Jerusalén artificialmente creado. Además de un sinfín de contradicciones e inconsistencias, el ansia de Israel por crear un Gran Jerusalén bajo su total control es plenamente sospechosa. Tan intensiva concentración en un Jerusalén “unido” revela una agenda oculta que degrada la unificación religiosa de Jerusalén y fomenta la división, el odio y el enfrentamiento.
Examinemos la Cuenca Sagrada. (...) En la “Ciudad Vieja” de la Jerusalén actual pueden encontrarse algunas moradas y baños rituales, pero muy pocos, si es que hay alguno, monumentos, edificios o instituciones judíos importantes del período bíblico. El tan a menudo citado Muro Occidental es el muro de apoyo de la plataforma de Herodes y no tiene relación directa alguna con el Segundo Templo. En Jerusalén no se ha encontrado resto alguno del Templo Judío, ni una sola piedra.
(...) El único símbolo importante que queda de presencia judía en la Ciudad Santa de Jerusalén es el barrio judío, que Israel desalojó de árabes y volvió a construir en 1967.
(...) Tratando de vincular el antiguo Israel con la actual Jerusalén, las autoridades israelíes continúan adjudicando denominaciones falsas a los puntos de referencia de la Cuenca Sagrada, mientras proclaman que la falsificación se debe a los bizantinos.
(...) La tumba del Rey David, que se encuentra en la Abadía de la Dormición, es un cenotafio cubierto por un paño (no hay restos) que honren al Rey David. El ataúd relacionado con David no es más que un huésped no verificado.
(...) Arqueólogos serios, tras examinar las excavaciones que han hallado fragmentos de cerámica y restos de edificios, han concluido también que los hallazgos arqueológicos no sostienen la historia bíblica de Jerusalén y su importancia durante las eras de un reinado judío único bajo David y Salomón.
(...) En 1948, una vez que el ejército israelí se apoderó del control de Jerusalén Oeste, el nuevo gobierno israelí confiscó allí todas propiedades pertenecientes a instituciones musulmanas. La razón que se dio fue que eso era “propiedad del enemigo”. Pocos musulmanes y ninguna mezquita quedan hoy en la zona.
(...) La construcción de casas judías en las barriadas del Jerusalén Este Árabe prosigue imparable su marcha, así como la destrucción de hogares árabes, a base de declararlos ilegalmente construidos o ilegalmente adquiridos. Sobre 44 dunums [44.000 metros cuadrados] de tierra confiscada de familias palestinas, una compañía privada ha construido la comunidad cerrada de Nof Zion, y ha separado convenientemente el palestino Yabal Al-Mukabir de otras partes de Jerusalén Este. Ningún árabe puede concursar. Los condominios, por valor de millones de dólares, se anuncian para inversores estadounidenses.
(...) Si Israel está destruyendo el patrimonio cultural de Jerusalén y aplastando su significación espiritual, ¿por qué Israel quiere unificar Jerusalén?
Israel es físicamente un pequeño y nuevo país con una población codiciosa y grandes ambiciones. Necesita conseguir más prestigio y quiere que la consideren como un poder emergente en la escena mundial. Para conseguir esas cosas, Israel necesita una capital que inspire respeto, contenga tradiciones antiguas y sea reconocida como una de las ciudades importantes del mundo. Casi todas las naciones principales del planeta, desde Egipto a Alemania a Gran Bretaña tienen capitales que son grandes ciudades. Para conseguir sus objetivos, Israel quiere una Jerusalén descomunal que contenga la Ciudad Santa.
Sin embargo, eso no es todo. Jerusalén tiene un importante mercado turístico que podría ampliarse. Eso podría proporcionarle nuevas oportunidades comerciales y una vía de entrada en todo Oriente Medio. Una Jerusalén indivisible bajo control israelí supondría un buen montón de shekels.
Israel compite con Estados Unidos como centro del pueblo judío. Necesita un Jerusalén unificado para conseguir reconocimiento como la patria del judaísmo. Al controlar todos los lugares sagrados, Israel conseguiría la atención de los dirigentes musulmanes y cristianos. Esos dirigentes se verían forzados a hablar con Israel, y éste tendría ventaja a la hora de negociar en las disputas.
Todo lo que Israel consiga, será a costa de los palestinos. Incluso aunque Israel esté de acuerdo con el establecimiento de un estado palestino, dirigirá sus políticas a limitar la eficacia de ese estado. Ya que Jerusalén Este y sus lugares santos benefician en gran medida la economía palestina y aumentan la legitimidad palestina, Israel hará todo lo que pueda para impedir que se ceda Jerusalén Este al nuevo estado de Palestina. Un Jerusalén “indivisible” forma parte de ese esfuerzo.
(...) Si es que Israel tiene algo que reivindicar sobre Jerusalén, esa reivindicación debería oírse y discutirse en un foro adecuado. Sin embargo, no es ese el proceso puesto en marcha. Al contrario, el gobierno israelí está utilizando procedimientos ilegales e ilegítimos, así como métodos falsos e hipócritas para cumplir a la fuerza su agenda. Israel no está defendiendo su postura sino empleando su poder para atropellar todas las consideraciones legales, morales e históricas. (...)
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viernes, 31 de julio de 2009
La agenda oculta de Israel: ¿Por qué es tan importante Jerusalén?
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