Khalid Amayreh
Al Ahram Weekly
La explanada de la Mezquita de Al Aqsa presenció de nuevo un episodio de violencia el domingo 27 de septiembre, cuando un grupo de fanáticos religiosos judíos, disfrazados de turistas extranjeros, intentaron irrumpir en Haram Al-Sharif, al parecer para celebrar “rituales de oración” en el santuario islámico.
Los guardias musulmanes, junto con los fieles, que se temían que una intrusión de algún tipo se produjera con motivo de la fiesta judía del Yom Kippur (Día de la Expiación), expulsaron de forma pacífica a los intrusos una vez que empezaron a celebrar rituales judíos y llamaron a la destrucción de los santos lugares islámicos.
Sin embargo, tan pronto como los fanáticos abandonaron la explanada, docenas de policías de choque israelíes asaltaron el recinto del santuario atacando a los fieles, golpeándoles con porras y disparando balas de goma y granadas de aturdimiento por toda la zona.
Más de 40 palestinos resultaron heridos, dos de gravedad. Un anciano fue alcanzado en un ojo con una bala de caucho y un joven sufrió una conmoción cerebral tras ser alcanzado en la cabeza por una granada de aturdimiento.
Además, docenas de personas sufrieron inhalaciones de gas así como brutales palizas de la policía que desplegó una “fuerza exagerada”.
Mahmoud Abu Atta, que presenció el episodio, describió a Al Ahram Weekly lo sucedido. “Tras repeler de forma bastante pacífica a los fanáticos, la policía llegó muy exaltada y agitada. Había unos 70 policías atacándonos indiscriminadamente, a jóvenes y ancianos, con toda su fuerza, utilizando balas de caucho, porras, gas lacrimógeno e incluso gas venenoso... Insisto, utilizaron gas venenoso. Cuando la policía persiguió a los fieles por el interior de la mezquita principal, la Mezquita de Al Aqsa, los soldados lanzaron muchos gases en el lugar sagrado, provocando que mucha gente sufriera ahogos como consecuencia de su inhalación”.
“Vi cómo la policía atacaba a los jóvenes, golpeándoles sin piedad. La policía no apareció por allí para mantener la ley y el orden. Sólo querían vengarse y castigarnos por haber expulsado a los colonos fanáticos”, añadió Atta. Dijo que los fieles trataron desesperadamente de defenderse contra la exagerada brutalidad policial utilizando piedras, zapatos y sillas.
Posteriormente, cerca de Bab Al Majles, se produjeron nuevas confrontaciones cuando la policía israelí impidió que cientos de musulmanes, incluyendo a los líderes del movimiento islámico en Israel, pudieran acceder a Al Aqsa. Al menos resultaron heridas cuatro personas, deteniéndose a muchos otros, a los que se llevaron a los calabozos policiales cercanos. La policía atacó también a Abdel-Azim Salhab, presidente del Consejo Supremo Musulmán, cuando intentaba entrar en el Santuario de Jerusalén a través de la puerta norte, conocida con el nombre de Bab Al Asbat.
Salhab y otras autoridades musulmanas en Jerusalén pidieron a los musulmanes de toda la ciudad que se dirigieran a Al Aqsa para protegerla de los fanáticos judíos que trataban de apoderarse del santuario musulmán. El llamamiento fue seguido por cientos de jerosolimitanos y por otros musulmanes del otro lado de la Línea Verde (Israel) que llegaron hasta la mezquita para repeler a los fanáticos.
La policía impidió también que un grupo de importantes religiosos musulmanes y personalidades cívicas entrara en el recinto de Al Aqsa, incluido el Sheij Ikrma Sabri, imán y predicador de la Mezquita de Al Aqsa. También se le impidió la entrada a Harem Abdel-Qader, miembro del Consejo Legislativo Palestino
Al hablar con el Weekly, Sabri describió la situación como “muy grave”, añadiendo que “podía explotar en cualquier momento”. El sabio musulmán acusó a las autoridades ocupantes israelíes de tratar de desensibilizar gradualmente las reacciones musulmanas ante los intentos judíos de crear “nuevos hechos” en el recinto. “Sencillamente, quieren apoderarse de Al Haram. Están tratando de partir Al Haram como hicieron en Hebrón con la Mezquita de Ibrahim. Los musulmanes no van a permitir nunca que eso suceda”.
“Constantemente urgimos a los musulmanes a que mantengan una presencia constante e ininterrumpida en la Mezquita de Al Aqsa. Y puedo decir que eso se ha cumplido durante muchos años. Pero preservar la Mezquita de Al Aqsa no es responsabilidad única de los musulmanes de Palestina, porque el santuario sagrado pertenece a toda la umma [comunidad] musulmana. Por tanto es responsabilidad de todos proteger y salvaguardar este lugar sagrado de los complots y malvados intentos sionistas”.
En años recientes, fanáticos grupos judíos mesiánicos van actuando de forma cada vez más atrevida en el intento de introducirse en el sagrado lugar islámico y la policía está permitiéndoles que celebren ritos talmúdicos judíos dentro de la mezquita de Al Haram.
Algunos de esos rituales incluyeron la colocación de una piedra angular para la construcción de un templo judío cuando logren destruir los edificios islámicos presentes en el área.
A nivel político, esta última tensión está sin duda proyectando una sombra oscura sobre los complicados esfuerzos estadounidenses por restaurar las paralizadas conversaciones de paz entre la Autoridad Palestina e Israel. Observadores de los territorios ocupados sostienen que un estallido de violencia, sobre todo si persisten las provocaciones judías, podría fácilmente derivar en una tercera Intifada que anularía cualquier intento de proceso de paz.
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Khalid Amayreh es un periodista palestino que vive en Dura, cerca de Hebrón. Trabaja para numerosos medios informativos, como Shaja TV, Middle East International, Al Ahram Weekly, Palestine Information Center… y colabora asimismo con Islam Online, The Palestine Telegraph, Media Monitor y Palestine Think Tank.
Traducido del inglés para Rebelión
por Sinfo Fernández.
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