Primer objetivo: Detener las revelaciones de los crímenes de guerra cometidos en Gaza
Jonathan Cook
CounterPunch
El gobierno israelí, en un intento por detener el flujo de pruebas que le perjudican sobre los crímenes de guerra perpetrados durante su invernal ataque a Gaza, ha lanzado una campaña adoptando una serie de medidas drásticas contra los grupos que luchan por los derechos humanos tanto en Israel como en el extranjero.
Para empezar, han ido a por una de las principales organizaciones mundiales, Human Rights Watch (HRW, por sus siglas en inglés), que tiene su sede en Estados Unidos, así como contra grupos locales de veteranos disidentes del ejército, como la organización Rompiendo el Silencio, que el pasado mes publicó los testimonios de veintiséis soldados de combate que sirvieron en Gaza en la época mencionada.
Además, según los medios israelíes, el gobierno está planificando una "postura mucho más agresiva" en relación con los grupos por los derechos humanos que ayudan a los palestinos.
Los funcionarios israelíes están cuestionando las fuentes de financiación de esas organizaciones y amenazan con preparar una legislación que prohíba el apoyo de gobiernos extranjeros, especialmente de los europeos.
Rompiendo el Silencio y otros activistas israelíes han respondido acusando al gobierno de "caza de brujas" diseñada para intimidarles y acabar con los fondos necesarios para seguir con sus investigaciones.
"Este es un paso muy peligroso", dijo Mijail Mannekin, uno de los directores de Rompiendo el Silencio. "Israel está caminando en una dirección muy antidemocrática".
Según diversas informaciones, el cerebro de la campaña es el fanático derechista y ministro de asuntos exteriores, Avigdor Lieberman, que actualmente enfrenta acusaciones de corrupción pero que cuenta con el apoyo del Primer Ministro Netanyahu.
A primeros del mes pasado, el Sr. Lieberman utilizó una conferencia de prensa para acusar a las organizaciones no gubernamentales de reemplazar a los diplomáticos a la hora de fijar la agenda de la comunidad internacional en relación a Israel. También amenazó con introducir reformas para frenar la influencia de tales grupos.
Una semana después, la oficina del Sr. Netanyahu cumplió la amenaza con HRW, criticando duramente a la organización por sus recientes actividades para conseguir fondos en Arabia Saudí.
HRW ha señalado que sólo acepta donaciones privadas y que no ha recibido fondos del gobierno saudí, pero los funcionarios israelíes dicen que todo el dinero saudí está manchado y que comprometerá la imparcialidad de HRW como observador de los derechos humanos en su actitud hacia Israel.
"Una organización de derechos humanos que consigue dinero en Arabia Saudí es como un grupo por los derechos de la mujer que le pide una donación a los talibanes", dijo uno de los portavoces del gobierno, Marc. Regev, al Jerusalem Post, un periódico diario israelí de tendencia derechista.
Recientemente, HRW publicó varias informaciones sosteniendo que el ejército israelí había cometido crímenes de guerra en Gaza, incluyendo el uso de fósforo blanco y el ataque contra objetivos civiles.
HRW se enfrenta ahora a las concertadas presiones de los grupos del lobby judío y de los principales periodistas judíos en EEUU para que rompa sus lazos con los donantes saudíes. Según los medios israelíes, algunos donantes judíos en EEUU han especificado también que su dinero se utilizará en investigaciones sobre derechos humanos que no incluyan a Israel.
Mientras tanto, el ministro de asuntos exteriores israelí está presionando a los gobiernos europeos para que dejen de financiar a muchos de los grupos por los derechos humanos. Como anticipo de una serie de medidas drásticas, ha enviado instrucciones a todas sus embajadas en el exterior para que interroguen a sus gobiernos anfitriones acerca de si financian tales actividades.
La pasada semana, el ministro de asuntos exteriores se quejó ante los diplomáticos británicos, holandeses y españoles por su apoyo a Rompiendo el Silencio.
Los testimonios recogidos de los soldados sugerían que el ejército israelí había cometido muchos crímenes de guerra en Gaza, incluyendo la utilización de palestinos como escudos humanos y el lanzamiento de proyectiles de fósforo blanco sobre áreas civiles. Un soldado tildó de "demencial" el uso que el ejército hizo del potencial armamentístico.
El gobierno holandés pagó al grupo casi 20.000 euros para que pudiera recopilar y elaborar su informe sobre Gaza, mientras Gran Bretaña financió el pasado año su trabajo hasta la friolera de 40.000 libras esterlinas.
Se informa que las autoridades israelíes están discutiendo diversas vías para hacer que sea ilegal que los gobiernos extranjeros financien a organizaciones "políticas" en Israel, o bien obligar a esos grupos a declararse ellos mismos "agentes de un gobierno extranjero".
"Igual que sería inaceptable que gobiernos europeos apoyaran a ONG antibelicistas en EEUU, es inaceptable que los europeos apoyen a ONG locales que se oponen a las políticas del gobierno democráticamente elegido de Israel", dijo Ron Dermer, un alto funcionario de la oficina del Sr. Netanyahu.
Añadió que muchos de los grupos estaban "trabajando para deslegitimar al gobierno judío".
Jeff Harper, director del Comité Israelí Contra las Demoliciones de Casas, declaró que la posición del gobierno iba en contra de décadas de desarrollo en el control y defensa de los derechos humanos.
"Todos los dictadores, desde Hitler a Milosevic, han declarado que no debe haber interferencias en la soberanía de sus asuntos, y que todo el mundo debería dejar de meterse en cuestiones ajenas. Pero el derecho internacional proclama que los derechos humanos son universales y que su interpretación no puede dejarse al albur de gobiernos individuales. La idea subyacente en las Convenciones de Ginebra es que la comunidad internacional tiene el deber de ser guardián contra los abusos de los derechos humanos ocurran donde ocurran".
El Sr. Harper, cuya organización recibió 80.000 euros de España el pasado año para reconstruir casas palestinas que habían sido demolidas, fue arrestado el pasado año por navegar hacia Gaza con los activistas por la paz para romper el bloqueo de Gaza.
Otros grupos de los que se informa están también bajo el punto de mira del ministerio de exteriores israelí son: B'Tselem, cuyas actividades incluyen proporcionar cámaras a los palestinos para que puedan filmar los abusos cometidos por colonos y ejército; Peace Now, que controla la construcción de asentamientos; Machsom Watch, cuyos activistas observan a los soldados en los controles; y Médicos por los Derechos Humanos, que recientemente ha tratado de examinar la complicidad de algunos médicos en las torturas.
El nuevo enfoque del gobierno refleja una campaña de largo recorrido contra los grupos por los derechos humanos árabes y de izquierdas dentro de Israel que está siendo dirigida por la ONG Monitor, un grupo de lobbys de derechas a cuyo frente está Gerald Steinberg, un profesor de la universidad Bar Ilan, cerca de Tel Aviv.
La ONG Monitor también está actuando contra organizaciones internacionales como Oxfam y Amnistía, pero ha mostrado una especial obsesión con HRW. El Sr. Steinberg alardeó recientemente de que el viaje de HRW a Arabia Saudí ha supuesto la pérdida de los patrocinadores judíos más importantes en EEUU tras la publicación de sus informes sobre Gaza.
En un artículo del Jerusalem Post del pasado domingo, el Sr. Steinberg afirmaba que los gobiernos europeos consideraban su financiación a las organizaciones de derechos humanos israelíes "como 'alto secreto', reflejando con ello que asumen que tales actividades carecen de legitimidad".
El Sr. Mannekin dijo que el informe de Rompiendo el Silencio ofrecía en primera página un listado de sus donantes. "Somos mucho más transparentes que la ONG Monitor. Nosotros no sabemos quién les financia a ellos".
La ONG Monitor, que según su portal en Internet está fundamentalmente financiada por la oscura Fundación de la Familia Wechsler en EEUU, guarda estrechos lazos con Dore Gord, un halcón y antiguo asesor de Ariel Sharon.
El Sr. Mannekin añadió: "El gobierno no puede suprimir la información de lo que ocurrió en Gaza acabando con nosotros. No puedes enviar a 10.000 soldados a la batalla y esperar que ningún detalle salga a la luz. Si no lo hacemos nosotros, alguien más lo hará".
La actual campaña del gobierno israelí es continuación de un asalto policial del pasado mes de abril contra los hogares de seis mujeres israelíes activistas por la paz.
Las mujeres, todas ellas miembros de New Profile, una organización feminista que se opone a la militarización de la sociedad israelí, fueron arrestadas y acusadas de ayudar a los jóvenes israelíes a evadir el llamamiento a filas. Todavía están esperando a saber si van a ser o no enjuiciadas.
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Jonathan Cook es escritor y periodista. Vive en Nazaret, Israel. Sus libros más recientes son: "Israel and the Clash of Civilisations: Iraq, Iran and the Plan to Remake the Middle East" (Pluto Press) y "Disappearing Palestine: Israel's Experiments in Human Despair" (Zed Books). Su página web es: www.jkcook.net
(Este artículo apareció publicado originalmente en The Nacional (www.thenational.ae), editado en Abu Dhabi).
Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
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