David Cronin entrevista a Benita Ferrero-Waldner
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La Unión Europea (UE) mantiene relaciones más estrechas con Israel que con cualquier otro país y se propone profundizarlas pese a la opresión que el Estado judío ejerce sobre los territorios palestinos ocupados.
Israel fue el primer país vecino de la UE en formar parte de los multimillonarios programas de investigación y desarrollo científico del bloque y ha tenido una significativa participación en el Sistema Global de Navegación por Satélite, Galileo.
Los gobiernos de la UE acordaron mejorar sus vínculos con Israel en diciembre de 2008 a fin de allanar el camino hacia su integración al mercado único del bloque y reforzar su incorporación a las estructuras militares y políticas.
Los europeos siguieron adelante con sus planes pese a que Israel había roto un mes antes el cese del fuego acordado con el grupo palestino Hamás (acrónimo árabe de Movimiento de Resistencia Islámica) cuando atacó el territorio de Gaza.
Los cambios en las relaciones del bloque con ese país debían concretarse en este verano boreal, según acordaron las partes. Pero la ofensiva israelí a gran escala contra Gaza, del 27 de diciembre al 19 de enero, obligó a priorizar otros asuntos. El proceso quedó temporalmente suspendido.
IPS conversó con la comisaria de Relaciones Exteriores y Política de Vecindad de la UE, Benita Ferrero-Waldner, sobre la situación actual de las relaciones con el Estado judío y sobre la situación en Medio Oriente.
Cuando estuve en Israel y los territorios palestinos, activistas de derechos humanos criticaron con dureza la decisión adoptada el año pasado por la UE y el trato dispensado al Estado judío como si fuera un país industrializado más y no como uno que ocupa el territorio de otro pueblo de forma ilegal. ¿Cuál es su opinión al respecto?
La UE aclaró varias veces que no mejorará las relaciones en el vacío sin tener en cuenta la realidad en el terreno. La medida de suspender el proceso, dada la situación política actual, es una prueba de ello. Pero eso no cambia el compromiso de los gobiernos europeos de querer, en principio, reforzar las relaciones con Israel.
Varias fuentes entrevistadas en Bruselas y en Medio Oriente dijeron que uno de los objetivos de Tzipi Livni cuando era canciller de Israel fue mejorar los vínculos con la UE para que le fuera más difícil criticar el comportamiento de su país en los territorios palestinos, al menos en público. Su meta era crear una alianza sobre la base de que los amigos no se avergüenzan entre sí. ¿Qué opina usted al respecto?
Cuando te preocupa algo, ¿con quién conversas sobre el asunto, con un amigo o con una persona que apenas conoces? Cuanto más estrechas sean las relaciones, más se encuentran las partes y más ocasiones hay de discutir sin que sea ojo por ojo. Creo que se han aprovechado bien las oportunidades de diálogo para plantear los asuntos que más nos inquietan.
Usted criticó varias veces a Israel por bloquear el ingreso de la ayuda humanitaria europea a Gaza. ¿Por qué nunca le pasaron factura de los daños ocasionados por su ejército a varios proyectos de la UE en Gaza y Cisjordania? ¿Acaso las instituciones del bloque no deben reclamar una indemnización en nombre de los contribuyentes europeos?
Desde el punto de vista legal, lograr una indemnización es un asunto muy complejo.
Además, la mayoría de los proyectos dañados eran financiados por los estados miembros de la UE y es un asunto de cada uno decidir las medidas legales que adoptará.
La Comisión Europea pidió, y lo seguirá haciendo, explicaciones a las autoridades israelíes acerca de los proyectos financiados directamente por ese órgano ejecutivo que fueron destruidos o dañados.
Pero para terminar con el ciclo de destrucción y reconstrucción, necesitamos avanzar hacia la creación del futuro estado palestino para tener paz en Medio Oriente.
No es ningún secreto que la ayuda humanitaria enviada por la UE a los territorios palestinos es para cubrir determinadas carencias que, de acuerdo con el derecho internacional, debe asumir la potencia ocupante. ¿Qué se puede hacer para rectificar esa situación? ¿Es posible cubrir las necesidades básicas de los palestinos sin contribuir a perpetuar la ocupación?
La mejor sugerencia es que haya un acuerdo de paz entre Israel y los palestinos que ponga fin a la ocupación. Ese es el objetivo de la política de la UE en la región y de nuestros programas que apuntan a la creación de instituciones. Es decir, preparar a los palestinos para gestionar un Estado y, finalmente, hacerse cargo del destino de su país a fin de que puedan concretar sus aspiraciones legítimas.
Entre tanto, nuestra ayuda humanitaria y de emergencia no contribuye a perpetuar la ocupación, sino que es un alivio para la atribulada población palestina.
Este año contribuimos con más de 200 millones de euros (más de 280 millones de dólares) para los salarios de los funcionarios de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), para el combustible de las centrales eléctricas de Gaza y para las familias más vulnerables.
La UE aportó más de 100 millones de euros (más de 142 millones de dólares) en alimentos y otros insumos humanitarios.
La Comisión Europea colabora con unos 500 millones de euros (más de 700 millones de dólares) al año desde 2007.
¿Usted coincide en que la decisión de la UE de no tratar directamente con Hamás fue un error y que puede haber contribuido a profundizar las divisiones con su rival, el partido secular Fatah, del presidente de la ANP, Mahmoud Abbas?
No creo que las crecientes diferencias entre Fatah y Hamás, que sigo con gran preocupación, sean consecuencia de la política de la UE.
Pero ahora tenemos que mirar hacia adelante y encontrar la forma de acortar la brecha. Por eso estoy de acuerdo con la iniciativa de Egipto de apuntar a la reconciliación entre los dos partidos palestinos, que con suerte se logrará en un futuro no tan lejano.
Viñeta: LATUFF
What are terrorists in Syria trying to achieve?
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