José Steinsleger
Miércoles 12 de agosto de 2009
Maicao, pequeño municipio de comercio libre en La Guajira (departamento de Colombia), padece una maldición: informes de inteligencia militar israelí y estadunidense aseguran que en la ciudad circulan células terroristas” de Hezbollah, partido político que en Líbano cuenta con una importante representación parlamentaria.
Las “pruebas” son irrefutables: en Maicao se levanta la mezquita Omar Ibn Al-Jattab (la tercera más grande de América del Sur), 2 mil 500 de 124 mil habitantes son de ascendencia árabe y musulmana de credo sunní y chiíta y, para colmo, se halla en la frontera con Venezuela, cerca del lago petrolero de Maracaibo.
El investigador colombiano Eliécer Jiménez, investigador del Centro de Medios Independientes, ofrece otros datos interesantes de Maicao: 40 por ciento de la población pertenece al pueblo originario wayúu, gran parte de la comunidad islámica posee nacionalidad canadiense (incluido cónsul honorario) y la mayoría de la población apoya al presidente Álvaro Uribe.
Maicao empezó a figurar en el mapa de la “lucha antiterrorista” en septiembre de 2001, cuando el Pentágono insinuó que algunos de los responsables de la caída de las Torres Gemelas habían vivido en esta ciudad del Caribe colombiano. Y, en abril pasado, el “experto” israelí en “lucha antiterrorista”, Ely Karmon, retomó el asunto en entrevista con el periódico español El País.
Karmon comentó que luego de un “ataque muy primitivo” (sic) contra la embajada de Estados Unidos en Caracas (2006) quedó al descubierto la facción latinoamericana de Hezbollah en Venezuela. El jefe del atentado, aseguró, era un líder wayúu y converso del marxismo llamado Teodoro Darnott.
“Su conversión empezó en una mezquita de Maicao. Después fue a Cali y a Bogotá, donde fue contactado por un miembro del Hezbollah de Argentina (sic), que lo convenció de transformar su organización en un ‘Hezbolá venezolano’. En 2001 y 2004 el Hezbolá argentino propuso a Darnott mandarle morteros, explosivos plásticos y armas vía Paraguay, con la ayuda de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)… Hay fotos de él con mujeres de su comunidad que utilizan el mismo lenguaje de Hezbolá (sic) y están cubiertas como musulmanas, pero no de negro, sino de blanco”, dijo.
Karmon aseguró que estas organizaciones financian el narcotráfico: “Hace dos años, en la triple frontera de Brasil, Argentina y Uruguay (se refiere a Ciudad del Este, Paraguay), fue descubierta una red de Hezbolá dedicada al lavado de dinero y al tráfico de armas y drogas. Las investigaciones mostraron lazos con otros grupos de Hezbolá en zonas de libre comercio: Iquique (Chile), Isla Margarita (Venezuela) y Maicao”.
Hasta entonces, las opiniones del “experto” israelí coincidían con un informe del general James Stavidris (ex jefe del Comando Sur) al decir que Hezbolá participaba en el tráfico de drogas a través de la frontera colombiana. Sin embargo, en abril pasado, un informe del Departamento de Estado reconoció que no existían pruebas de actividades de grupos islamistas en América Latina.
En consonancia con la anacrónica retórica del eje del mal, de George W. Bush, Israel permaneció inmutable: “Venezuela y Bolivia venden uranio para el programa nuclear de Irán”. La fuente de las agencias internacionales era un “informe secreto” del Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel a ser distribuido en la cumbre de presidentes de la Organización de Estados Americanos (OEA) en San Pedro Sula (Honduras).
Igal Palmor, funcionario israelí, dijo a la agencia de noticias española Efe que su gobierno “… no iba a comentar el contenido del informe antes de asegurar que se trata de una filtración que nunca debió ocurrir. No era nuestra intención que se produjera (la filtración) y lamentamos (sic) que el informe haya salido a la luz pública” (26/5/09).
Lo cierto es que el referido documento en el que Israel fija posición con respecto de la “creciente penetración de Irán en algunos países del continente”, había sido elaborado por el viceministro de Asuntos Exteriores, Dani Ayalon, quien participó como observador en la cumbre de la OEA.
Para Israel, el hecho de que los presidentes Hugo Chávez y Evo Morales construyan relaciones fructíferas y soberanas con Teherán son prueba de que sus gobiernos cooperan con el programa nuclear de Irán en el suministro de uranio. Así, Israel entra de lleno en la guerra sicológica y mediática contra Irán en América Latina.
Y todo esto ocurría mientras el Congreso yanqui acusaba a Chávez de haber convertido a Venezuela en un narcoestado. Con tales informes de “inteligencia”, el canciller israelí Avigdor Lieberman emprendió a finales de julio su gira por Brasil, Argentina, Perú y Colombia.
jueves, 13 de agosto de 2009
Israel y la paranoia antiraní
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