martes, 3 de febrero de 2009

Gaza y los crímenes de Mubarak

Colusión, complicidad y pura locura

Por Rannie Amiri
2 de febrero de 2009

Tan asombrosas como puedan ser las estadísticas detallando la destrucción de Gaza, aún no representan un cuadro completo de las únicas burlas y tragedias sufridas por individuos, familias, barrios y aldeas durante el salvaje asalto de Israel de 22 días contra el pequeño territorio. Sin embargo, merece la pena repetirlas. Según datos de la Oficina Central de Estadísticas Palestina (www.pcbs.gov.ps) y diversas ONGs:

  • 1.334 muertos, un tercio de ellos niños (fueron matados más niños que "militantes")
  • 5.450 heridos, un tercio de ellos niños
  • 100.000 desplazados, 50.000 se quedaron sin hogar
  • 4.100 hogares y edificios destruidos, 17.000 dañados (juntos representan el 14 por ciento de todos los edificios de Gaza)
  • 29 instituciones educativas destruidas, incluida la Escuela Internacional Americana
  • 92 mezquitas destruidas o dañadas
  • 1.500 comercios, fábricas y otras instalaciones comerciales destruidos
  • 20 ambulancias destruidas
  • 35-60% de las tierras agrícolas arruinadas
  • $ 1,9 mil millones el total estimado de los daños
En vista de tal masiva devastación y difíciles condiciones de vida -- y esto después del criminal asedio de 18 meses que ya había reducido a Gaza a un estado de mera subsistencia -- el comportamiento y las acciones del régimen del presidente egipcio Hosni Mubarak siguen siendo tan despreciables después de la guerra como lo fueron antes de ella.

El 25 de diciembre, justo dos días antes del inicio del feroz bombardeo aéreo de Gaza, la Ministra de Exteriores israelí Tzipi Livni se reunió con Mubarak en El Cairo. Se entiende que Egipto dio luz verde para el ataque con la esperanza de que el gobernante (y elegido democráticamente) grupo islamista Hamas sería derrocado y la más flexible facción Fatah, dirigida por el ex Presidente palestino Mahmoud Abbas, lo sustituiría.

Cruce fronterizo de Rafah sellado

Las razones de la animosidad de Mubarak hacia Hamas y, por extensión, de su reprobable decisión de mantener el vital paso fronterizo de Rafah con Gaza cerrado a los suministros humanitarios se han explicado anteriormente.

Apologetas del dictador dirán que el acuerdo de 2005 entre Israel, la Autoridad Palestina (AP) y la Unión Europea (UE) que regula la circulación a través de la frontera prohibe que se abra en ausencia de la AP y los observadores de la UE.

No hace ninguna mención, sin embargo, a prohibir la entrada de suministros humanitarios críticos al territorio, donde la situación era cada vez más desesperada. Además, Egipto no era signatario del tratado, cuyo plazo ya había expirado tras un año y nunca se renovó.

Si mantener el cruce de Rafah, la única puerta de acceso a territorio no-israelí desde Gaza, cerrado antes y durante la guerra, no fue un acto criminal, hacerlo después de sus consecuencias seguramente debe serlo.

Impedir que los niños de Gaza reciban atención médica

Informando para The National, Jonathan Cook detalla cuatro casos de niños de Gaza que requerían cirugía urgente en Francia, para salvar sus vidas, a los que se les negó la entrada a Egipto a través de Rafah. Según contó la tía de una de las víctimas infantiles de guerra, "Cada mañana llegábamos al cruce y los soldados egipcios nos maldecían y nos decían que nos marcháramos." Los médicos que acompañaban a los niños recibieron permiso para pasar a Egipto, pero no así las ambulancias que los llevaban. Su exclusión se atribuyó al Ministerio de Sanidad palestino en Ramallah que no autorizó su salida, indicando que "no había más motivos para mandar ningún niño más a recibir tratamiento en el extranjero." Las autoridades egipcias respetaron su decisión, no queriendo crear problemas diplomáticos.

Pero eso no es excusa.

En primer lugar, Hamas, que fue democráticamente elegido para asumir el poder en las elecciones parlamentarias palestinas de 2006, es la autoridad legítima. En segundo lugar, el plazo de Mahmoud Abbas como presidente de la Autoridad Palestina expiró el 9 de enero. Por último, las situaciones de emergencia médica siempre tienen prevalencia sobre las (presuntas) consideraciones burocráticas. Los que están al control del cruce de Rafah deben ser considerados directamente responsables.

Alimentando a soldados israelíes, no al pueblo de Gaza

Aun viendo las catastróficas circunstancias debido a la falta de alimentos básicos (el 75 por ciento de los niños de Gaza se considera que están desnutridos y el 30 por ciento presenta retraso en el crecimiento), un informe reciente del popular semanario egipcio Al-Osboa fue todavía más espantoso. Reveló que una empresa egipcia fue autorizada a proporcionar alimentos a los soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel durante la guerra contra Gaza, mientras los habitantes de Gaza casi se estaban muriendo de hambre.

Buque iraní de la Media Luna Roja forzado a permanecer en alta mar

Un buque iraní enviado por la Sociedad de la Media Luna Roja del país llevando 2.000 toneladas de suministros médicos y otra ayuda humanitaria a Gaza sigue estando anclado a 15 millas de la costa de Gaza. Ya lo había interceptado la marina israelí impidiéndole llegar a Gaza. Ahora, espera permiso para atracar en el puerto egipcio de Al-Arish para descargar su carga. Hasta la fecha, no le han concedido el permiso.

En vista de lo anterior, una crítica mordaz de la conducta del régimen egipcio llegó del líder de Hezbola Sayyid Hassan Nasrallah:

"[Egipto] le dijo al mundo árabe e islámico que la frontera de Rafah estaba abierta y no lo estaba ... La apertura del cruce de Rafah es crucial para el pueblo palestino, la Resistencia y las condiciones de vida allí ... su cierre es uno de los mayores crímenes de la historia".

La respuesta del gobierno egipcio fue de lo más predecible:

"Las críticas de Hassan Nasrallah a Egipto confirman una vez más que no es más que un agente del régimen iraní y recibe órdenes de Teherán."

Independientemente de si Nasrallah recibe órdenes de Teherán o de Tokio, no hubo respuestas sustantivas a sus acusaciones. En vez de ello, Egipto volvió a repetir la cansina retórica anti-iraní que está cayendo cada vez más en oídos sordos.

Ser cómplice del asedio de Gaza, dar sanción al ataque israelí y sus crímenes de lesa humanidad, y después, impedir que la ayuda acceda al territorio y los heridos salgan, son todos delitos atroces.

Al igual que muchos piden que Olmert, Barak, Livni y los generales y soldados que participaron en esta guerra sean procesados por violar el derecho internacional y cometer crímenes de guerra, la propia complicidad de Mubarak le hace igualmente responsable para enfrentarse a cargos similares.

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Rannie Amiri es un comentarista independiente sobre el Oriente Medio.
Viñeta: LATUFF

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