Fuente: Terra - Chile
Después de trabajar tres años en una inmobiliaria, lo dejó todo para irse como voluntario a Tierra Santa. Entre muros, check points y demoliciones de casas, escribe su testimonio en la zona de conflicto.
Mi nombre es Matías Abogabir, tengo 29 años y soy ingeniero civil de la Universidad Católica. Al finalizar mi carrera, trabajé seis meses en el norte de Chile, en la construcción de la planta minera María Elena, y luego me contrataron en la empresa inmobiliaria Aconcagua, donde estuve tres años como Jefe de Proyectos en la V región. Allí me gané los premios de espíritu de la empresa el 2007 y de mejor equipo el 2008. Estaba logrando muchos éxitos laborales, pero siempre supe que necesitaba hacer algo diferente.
Me encanta viajar, (ya he recorrido todo Chile, casi toda América del Sur y del Centro, y Europa) y por eso pensé que era el momento de dar un paso adelante y que mi objetivo no fuera sólo viajar y conocer lugares diferentes, sino ayudar a otros y cumplir con una vocación social no realizada hasta el momento.
Si bien hice trabajos de verano en la universidad, y en otras cosas de ayuda social durante el colegio, sentía que aún estaba en deuda. Por eso es que en enero de este año decidí que mi vida tenía que dar un giro de 180 grados. Esperé hasta junio para venirme a Belén un año como voluntario de proyectos sociales.
¿Por qué Belén? Mi familia, es originaria de ese lugar. Abogabir, viene de Abu Jaber, que es una de las familias más antiguas de Belén. Esto sumado al conflicto que yo sabía que existía en la zona, y que por cierto implicaba que se necesitaba mucha ayuda, me hizo optar por este sitio histórico de Tierra Santa.
Me vine con mis propios ahorros durante los tres años de trabajo en Aconcagua, y empecé a hacer cosas como voluntario para diferentes organizaciones. Entre ellas la Fundación Belén, con la cual colaboro bastante como corresponsal.
Mi llegada al aeropuerto de Tel Aviv fue difícil pues me tuvieron 15 horas en interrogatorios, más que nada porque vengo de familia árabe. Fue una odisea.
Las raíces familiares
Una de las primeras cosas que hice al instalarme fue acudir a la Iglesia de la Natividad, donde descubrí una historia de la cual mi abuelo siempre hablaba, pero que nadie de nosotros le había entendido bien. En la iglesia me conseguí el árbol genealógico familiar, y constaté cómo la familia Abu Jaber, que es el apellido Abogabir hace años atrás, tenia una larga historia y muchas leyendas. Desde mi abuelo Carlos, mi bisabuelo Miguel, llegué a mi tatarabuelo Hanna, y así más y más atrás, hasta el primero de los Abu Jaber, y ahora sé que Hanna Butros Abu Jaber fue el primero de la familia perteneciente al clan Tarajmeh, uno de los clanes que forman las familias originales de la ciudad, y que descienden de dos italianos según cuenta la leyenda local, que vinieron en la época de los Cruzados y se dedicaban a traducir a todos los peregrinos las historias y las tradiciones de la ciudad. Tarajmeh significa Traductor, y es así como estos dos italianos, dejaron su nombre original atrás, y tomaron el nombre de “Traductores”, tal como eran conocidos en la ciudad.
Hoy en día, ya después de seis meses acá, aún como voluntario y corresponsal de la Fundación Belén, organizo actividades a la comunidad local, por ejemplo, ayudé en la organización de la gira que se hizo a finales del mes de octubre, les propuse y organicé un festival cultural que se llamo Belén en 100 Palabras (igual al del metro) y que terminó con un festival, donde además regalamos laptops. Ahora estoy trabajando para la versión 2010. Coordino también toda la ayuda que envían a través de Caritas Jerusalén a los colegios de Belén. Visito a las familias apadrinadas, los he ayudado en realizar pequeños documentales para motivar a la comunidad chilena. Hacemos talleres con los colegios, por ejemplo para hacer el evangelio de Chile, donde la Conferencia Episcopal de Chile nos pidió ayuda, y ahora estoy explorando junto con la Fundación y bancos locales, proyectos de Capital Semilla para empresas y de educación para microempresarios. Así que tengo harto trabajo. Además he escrito algunos pequeños reportajes para la revista de la Fundación y tengo un blog donde cuento algunas de las cosas que hago.
También por mi lado independiente, trabajo para una ONG local que se llama AIC (Palestino/Israeli), donde tengo un programa de radio en español a la semana que se transmite por Internet dirigido a radioescuchas latinoamericanos, y en la que ya voy en el quinto programa. Y también les ayudo con traducciones (una vuelta al oficio de mis ancestros).
Hago visitas semanales a los campos de refugiados, más que nada para conversar y conocer a la gente, donde ya tengo muchos amigos. Además ayudo trabajando la tierra con los campesinos durante los fines de semana.
Por último estoy desarrollando un proyecto con un conjunto de organizaciones locales, de manera de que mi experiencia personal se repita, creando una bolsa de trabajo para voluntarios, donde las organizaciones humanitarias señalen qué tipo de profesionales o voluntarios requieren, y así las personas que en Chile, y luego en otras partes que están buscando voluntarios por acá pero no saben cómo y dónde, puedan encontrar alternativas. Esto lo estoy desarrollando, pues desde que estoy acá he recibido mails de mucha gente que no conozco y que está interesada en hacer lo mismo.
Todo esto se mezcla con toda la experiencia de vivir en un lugar que vive en un periodo de Ocupación que es impactante, convivo todos los días con el muro, los check points, demoliciones de casas, etc.
2009-12-29 07:57:06
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