Representando a la moribunda Organización para la Liberación de Palestina, cuyo comité ejecutivo se ve aquí, Mahmoud Abbas, ha abandonado una resolución para pedir cuentas a Israel por sus presuntos crímenes de guerra en Gaza. (MaanImages/POOL/Omar Rashidi)
Ali Abunimah, The Electronic Intifada, 2 de octubre 2009
Justo cuando parecía que la Autoridad Palestina (AP) en Ramallah y su líder Mahmoud Abbas no podían caer más bajo en su complicidad con la ocupación israelí de Cisjordania y el bloqueo criminal de Gaza, Ramallah ha asestado otro duro golpe al pueblo palestino.
La delegación de Abbas ante las Naciones Unidas en Ginebra (representando oficialmente a la moribunda Organización de Liberación Palestina) abandonó una resolución pidiendo al Consejo de Derechos Humanos que transmitiera el informe del Magistrado Richard Goldstone sobre los crímenes de guerra en Gaza al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para seguir con el procedimiento. A pesar de que la Autoridad Palestina actuó bajo presión de EEUU, hay fuertes indicios de que los intereses comerciales de empresarios palestinos y del Golfo estrechamente vinculados a Abbas también jugaron un papel.
El informe Goldstone de 575 páginas documenta los espantosos crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad israelíes durante el asalto del pasado invierno contra la Franja de Gaza que mataron a 1.400 palestinos, la gran mayoría no combatientes y cientos de ellos niños. El informe también acusa al movimiento de resistencia palestino Hamas de crímenes de guerra por disparar cohetes contra Israel que mataron a tres civiles.
El informe Goldstone fue saludado por los palestinos y los partidarios del imperio de la ley en todo el mundo como un hito; instaba a que los sospechosos rindieran cuentas ante los tribunales internacionales, si Israel no los procesaba. En la historia de Israel nunca, jamás, se ha pedido cuentas ni se ha procesado a sus líderes políticos y militares por crímenes de guerra contra los palestinos.
Israel estaba aterrado con razón por el informe y movilizó todos sus recursos diplomáticos y políticos para desacreditarlo. En fechas recientes, el Primer Ministro Benjamín Netanyahu afirmó que si el informe resultaba aprobado, sería "un severo golpe a la guerra contra el terrorismo", y "daría un golpe fatal al proceso de paz, porque Israel ya no sería capaz de tomar medidas adicionales y asumir riesgos por la paz si se le negaba su derecho a la autodefensa."
Como era de esperar, un aliado temprano de la campaña israelí pro impunidad fue la Administración de Obama, cuya embajadora ante la ONU, Susan Rice, expresó "muy graves preocupaciones" por el informe y desechó el mandato de Goldstone como "desequilibrado, sesgado y básicamente inaceptable." (Rice estaba actuando fiel a su palabra; en abril había dicho al periódico Politico que una de las principales razones por las que la Administración de Obama decidió unirse al Consejo de Derechos Humanos de la ONU era para luchar contra lo que ella denominó "la basura anti-Israel.")
Goldstone, cuya hija ha descrito públicamente a su padre como un sionista que ama a Israel, ha sido juez del Tribunal Supremo de Sudáfrica, y es un jurista muy respetado internacionalmente. Fue fiscal jefe de los tribunales de la ONU para crímenes de guerra en Rwanda y la ex Yugoslavia.
Que el informe Goldstone fue un duro golpe para la capacidad de Israel de cometer crímenes de guerra con impunidad en el futuro no está en duda; esta semana, impulsados por el informe, abogados del Reino Unido pidieron a un tribunal que emitiera una orden de detención contra el visitante ministro de Defensa israelí Ehud Barak. Esta acción no tuvo éxito, pero el gobierno de Israel ha tomado medidas extraordinarias en los últimos meses para tratar de proteger de la fiscalía a sus funcionarios, temiendo que el éxito en las detenciones sólo es cuestión de tiempo. Junto con la creciente campaña internacional de boicot, desinversión y sanciones, el miedo a terminar en La Haya parece ser la única cosa que hace que el gobierno y la sociedad israelíes reconsideren su destructiva senda.
Uno podría pensar, entonces, que los auto-descritos como representantes del pueblo palestino no arrojarían este arma despreocupadamente. Y, sin embargo, según el embajador de Abbas Ibrahim Khraishi, la AP de Ramallah ha dado carpetazo a su esfuerzo, a petición de los norteamericanos, porque "No queremos crear un obstáculo para ellos."
La excusa de Khraishi de que la resolución está siendo meramente aplazada hasta la primavera no es creíble. A menos que se tomen medidas ahora, el informe de Goldstone estará enterrado para entonces y las pruebas de los crímenes de Israel - necesarias para las actuaciones judiciales - puede ser más difícil de recopilar.
Esta última rendición se produce en menos de dos semanas después de que Abbas se presentó en una cumbre en Nueva York con el presidente de EEUU Barack Obama y Netanyahu, pese a que Obama abandonó su demanda de que Israel detuviera la construcción de asentamientos solo-judíos en la tierra Palestina ocupada. También bajo presión estadounidense, la Autoridad Palestina abandonó su compromiso de no reanudar las negociaciones a menos que la construcción de asentamientos se detuviera, y acordó tomar parte en "conversaciones de paz" con Israel, y Estados Unidos de mediador, en Washington esta semana. Israel, por su parte, anunció planes para el mayor asentamiento colonial en Cisjordania desde 1967.
Lo que hace esto aún más amargo, es la posibilidad real de que la PA está ayudando a Israel a lavarse las manos manchadas con la sangre que derramó en Gaza por algo tan básico como el lucro financiero de empresarios estrechamente vinculados a Abbas.
The Independent (Reino Unido) informó el 1 de octubre:
"Shalom Kital, asesor del ministro de Defensa Ehud Barak, dijo hoy que Israel no liberará la cuota del espectro de radio que ha sido solicitada por la Autoridad Palestina para permitir el lanzamiento de una segunda compañía de telecomunicación para móviles a menos que la AP abandone sus esfuerzos para sentar en el banquillo a soldados y oficiales israelíes por la operación israelí." ("Los palestinos exclaman "chantaje" por la amenaza israelí al servicio telefónico," The Independent, 1 de octubre).
Kital añadió que era una "condición" que la Autoridad Palestina abandonara específicamente sus esfuerzos para avanzar el informe Goldstone. La compañía telefónica, Wataniya, descrita en abril pasado por Reuters como una "empresa respaldada por Abbas", es una empresa-riesgo conjunta entre inversores de Qatar y Kuwait y el Fondo de Inversión Palestino en el que uno de los hijos de Abbas está estrechamente implicado. Por otra parte, Reuters reveló que la nueva empresa al parecer no tenía escasez de capital debido a que los inversores del Golfo están recibiendo millones de dólares de "ayuda de EEUU en forma de préstamos que estaban destinados a los agricultores palestinos y a otras pequeñas y medianas empresas" (ver "La ayuda estadounidense va a la empresa palestina de telefonía respaldada por Abbas", Reuters, 24 de abril de 2009).
Apenas un día antes de que la delegación de Abbas retirara su resolución en Ginebra, Nabil Shaath, el "ministro de exteriores" de la AP denunció la amenaza israelí a Wataniya como "chantaje" y prometió que los palestinos nunca se retractarían.
La traición de la Autoridad Palestina al pueblo palestino sobre el informe de Goldstone, así como la continuación de su "coordinación de seguridad" con Israel para suprimir la resistencia y la actividad política en Cisjordania, debe desterrar toda duda de que es un brazo activo de la ocupación israelí que está haciendo un daño tangible y creciente al pueblo palestino y a su justa causa.
Co-fundador de The Electronic Intifada, Ali Abunimah es autor de One Country: A Bold Proposal to end the Israeli-Palestinian Impasse.
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