Por Mel Frykberg
JERUSALÉN ORIENTAL, 30 sep (IPS) - El riesgo de que se desate una tercera intifada (levantamiento popular palestino contra la ocupación israelí) es real y no debe subestimarse, advierten analistas y políticos.
El peligro se agudizó esta semana. Manifestantes palestinos y fuerzas de seguridad israelíes chocaron el domingo en Jerusalén, luego de que un grupo de colonos judíos extremistas, escoltados por soldados y policías, intentaron ingresar en el área de la mezquita Al-Aqsa.
Se trata del tercer sitio más sagrado del Islam. Por eso, la incursión fue interpretada como una agresión por parte de jóvenes palestinos, que lanzaron piedras y trozos de mobiliario contra los israelíes.
Las fuerzas de seguridad respondieron con golpes, gases lacrimógenos, granadas de estruendo y disparos con munición metálica cubierta de goma. Decenas de policías y manifestantes resultaron heridos.
Eso fue en vísperas de Yom Kippur (día del perdón), el día más sagrado del almanaque judío y que con frecuencia coincide con el final del mes santo islámico de Ramadán.
Creyentes del Templo del Monte, grupo extremista de judíos residentes en asentamientos en territorio palestino, tratan de ingresar todos los años en esa fecha en el área de la mezquita Al-Aqsa, a la que creen construida sobre los restos del segundo Templo de Jerusalén, destruido por el Imperio Romano en el año 70.
El programa de los Creyentes incluye la demolición de la mezquita de Al-Aqsa y la construcción del tercer Templo en ese lugar.
Mientras, transcurre el proceso de judaización de Jerusalén oriental, zona anexada por Israel al cabo de la Guerra de los Seis Días (1967) pero ilegalmente ocupada, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y otras instituciones de la comunidad internacional.
Israel considera a Jerusalén su "capital única, eterna e indivisible", mientras los palestinos aspiran a instalar en la zona oriental de la ciudad la capital de su futuro estado. En ese contexto, el área conocida como Explanada de las Mezquitas, en la Ciudad Vieja, es escenario de frecuentes choques.
El mundo islámico percibe en la ocupación de Jerusalén oriental un escandaloso ataque contra su sensibilidad, y así lo entienden también palestinos jerosolimitanos practicantes de distintas denominaciones cristianas
El libanés Partido de Dios (Hezbolá) condenó la acción israelí. El palestino Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) urgió a sus compatriotas en Cisjordania, Gaza e Israel a salir a las calles para lanzar una nueva revuelta contra la ocupación.
El arzobispo Atallah Hanna, uno de los principales líderes religiosos cristianos de Jerusalén, vio en los hechos de violencia del domingo una mala señal sobre los planes de Israel para la ciudad.
"Como palestinos y jerosolimitanos cristianos, no podemos seguir presenciando esto de manos atadas. El domingo fue Al-Aqsa, pero mañana podría ser la Iglesia del Santo Sepulcro", advirtió Atallah, en referencia al templo cristiano construido en el lugar donde se cree que Jesús fue inhumado.
El principal negociador de paz de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) que controla Cisjordania, Saeb Erekat, consideró "inaceptable" el "ataque contra civiles comunes y feligreses". "Israel debe frenar toda acción que solo contribuya a encender los ánimos", exhortó.
La primera intifada precedió en los años 80 al proceso de paz de Oslo que concluyó con los acuerdos entre Israel y la Organización para la Liberación Palestina (OLP) que presidía Yasser Arafat. La segunda se detonó con una visita del ex primer ministro Ariel Sharon a la misma Explanada de las Mezquitas en septiembre de 2000.
"Los palestinos nos estamos preparando para lanzar otra intifada de independencia y libertad en respuesta a las violaciones, masacres y políticas de Israel contra Palestina y contra Jerusalén, como la confiscación de tierras y la separación de los territorios palestinos", dijo un antiguo asesor de Arafat, Bassam Abu Sharif.
Otro alto funcionario de la ANP, Muhammad Dahlan, no descartó una tercera intifada.
Fuerzas israelíes irrumpieron el lunes de noche en viviendas palestinas de toda Jerusalén oriental y arrestaron a unas 60 personas que, según las autoridades, participaron en los choques con la policía.
El martes, IPS visitó Jerusalén oriental, donde la ira y el resentimiento parecían a punto de asomarse por encima de la aparente calma.
Grupos de soldados y policías israelíes fuertemente armados se encontraban apostados en sitios estratégicos, en vehículos o fuera de ellos, para hacer efectivo el estado de emergencia.
Varios palestinos se mostraron demasiado atemorizados como para hablar con IPS. El miedo tenía sus motivos, pues soldados y policías se aproximaron, en cada ocasión, a atender las conversaciones.
Un palestino jerosolimitano se animó a dialogar, pero a condición de mantenerse anónimo. "Habrá mucha violencia el viernes si los fanáticos judíos tratan de hacer nuevamente sus trucos. Estamos hartos de ellos", dijo.
La violencia está cocinándose lentamente en la olla. "Pero no creo que los palestinos puedan sostener una intifada prolongada. Son demasiado débiles política y económicamente, y, además, están emocionalmente exhaustos", dijo a IPS el experto Samir Awad, de la cisjordana Universidad Birzeit.
El profesor Moshe Maoz, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, consideró que "otra intifada es muy posible si no hay avances" en el estancado proceso de paz. "A los palestinos se les está acabando la paciencia tras 42 años de ocupación", advirtió.
Yousef Natsche, director de la institución islámica Waqf que administra la mezquita de Al-Aqsa, dijo a IPS que confía en que no habrá más disturbios, pero que teme nuevas "visitas provocativas de judíos extremistas". (FIN/2009)
sábado, 3 de octubre de 2009
Tercera intifada en ciernes
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